Opinión

¿Es que Sánchez no sabe qué quiere decir la bandera invertida?

Ha sido la guinda de este pastel. ¿Es que Pedro Sánchez y sus acompañantes españoles a la cena con que los musulmanes ponen fin al Ramadán no saben que quiere decir una bandera invertida, según los códigos tradicionales de las enseñas? ¿Es que el ministro de Exteriores no lo sabe? Las fotos en las que se ve a Sánchez tranquilamente sentado al lado de Mohamed VI al lado de la bandera de España invertida resultan sorprendentes. ¿Acaso los servicios de protocolo de la Casa Real Alauita no saben cómo se coloca la bandera de España? ¿O es que era un mensaje en sí mismo? Pero vamos a pensar que fue un error, un descuido, ¿acaso, de modo discreto, el propio ministro de Exteriores, Albares, no pudo hacer una breve indicación para que la bandera fuera colocada como se debe? Invertir la bandera significa rendición.

En realidad, todo este asunto presenta tantos perfiles vergonzosos que uno no sabe ya por dónde cogerlo. Sánchez viajó ignorando la resolución del Congreso de los Diputados en contra de la cesión del Sahara a Marruecos, que es lo que es la decisión personal del presidente, en contra del propio programa electoral del PSOE con que Sánchez pidió el voto de los españoles. Y el propio partido ha votado en solitario contra su propio programa electoral, lo cual no deja de ser una amoral paradoja. Pero si faltaba algo, Sánchez ha mostrado su desprecio al Congreso de los Diputados, transfigurándose en un sátrapa como el que iba a recibirlo, afirmando cínicamente que a Mohamed VI lo que le permita es lo que diga él mismo, no lo que opine el órgano donde reside la soberanía del país que gobierna y del que salió como presidente.

Hasta los medios más benevolentes con Sánchez han sobrevolado discretamente de que Marruecos no ha garantizado ni garantiza que deje de reivindicar la toma de Ceuta y Melilla, ciudades que incluye en su mapa oficial porque entiende que son parte del país y ciudades ocupadas. En todo caso, ¿qué se trae el presidente de Rabat?, pues que se abren las fronteras, lo que interesa especialmente a las gentes que viven del otro lado, y que será efectivo el control de la emigración ilegal que se proyecta desde sus costas, teniendo en cuenta que, con frecuencia, uno de cada dos inmigrantes es nacional del propio Marruecos. 

Ahora bien, lo cierto es que colocar la bandera de España invertida ha sido un acierto.

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