Opinión

MORALIDAD PÚBLICA

Días estos en que, una vez más, la política y los políticos andan revueltos. La policía irrumpe muy de mañana en el domicilio de un alto cargo, registra su casa y se lo lleva a comisaría.


Este es el momento para que sus compañeros de partido pongan el grito en el cielo y acusen a la fuerza pública y a los jueces de parcialidad y mala fe.


Veremos en que acaba todo esto porque, al fin, las cosas terminan por saberse. Por la contumacia de los hechos, somos testigos de que la moral en lo tocante a la administración de los dineros públicos falla bastantes veces, demasiadas. Parece admitirse que en el subconsciente de algunos lo que es común no tiene dueño. 'Besta de todos cómena os lobos'.


Por consiguiente, en estos asuntos turbios la justicia debe aplicarse con rigor. Lo ideal sería que estos personajes -antes de tomar posesión de un cargo público- superaran ¡con nota! un estricto examen de selectividad moral. De no ser así, sólo el miedo a la justicia y a la befa pública puede inhibirlos.


Para terminar, yo diría a estos personajes lo que Pedro -el príncipe de los apóstoles- dijo a un tal Ananías: '¿Por qué has mentido reservándote parte del dinero público? A estas palabras Ananías cayó al suelo y expiró. Y todos los que se enteraron quedaron sobrecogidos'.

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