Opinión

La Diócesis de Ourense celebra a sus nuevos beatos

El 13 de octubre de 2013, varios grupos de ourensanos –calasancias del Santo Ángel y Santo Domingo, franciscanas de O Carballiño e hijas de la caridad de O Barco, además del señor obispo– peregrinaron hasta Tarragona, donde tuvieron la oportunidad de asistir a la beatificación de 522 mártires del siglo XX en España. Esta ciudad fue el escenario escogido para tan importante celebración que presidió el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Amato. Miles de peregrinos provenientes de toda España y extranjero participaron gozosamente en aquella eucaristía. El papa Francisco también se unió a tal evento con un comunicado desde la ciudad eterna, invitándonos en su mensaje a dar gracias a Dios por los nuevos beatos, entre los que se encuentran cinco diocesanos, todos religiosos, un mercedario, un carmelita, una hija de la caridad y dos paúles.

Sus nombres y lugares de nacimiento son: Antonio González Penín, mercedario, de San Salvador de Rabal; Ramón María Pérez Sousa, carmelita, de San Miguel de Feás; Carmen Rodríguez Barazal, hija de la caridad, de San Cristóbal de Cea; Narciso Pascual Pascual, hermano paúl, de Sarreaus de Tioira, y Ricardo Atanes Castro, padre paúl, de Cualedro. Estos cinco beatos se suman a San Rosendo y San Francisco Blanco, a los beatos Pedro Vázquez, Juan Jacobo Fernández, Sebastián de Aparicio y Faustino Míguez; a los salesianos Sergio Cid y Gil Rodicio, Victoriano Fernández, Manuel Borrajo, Pío Conde, Antonio Cid, Francisco Míguez, Manuel Fernández y José Blanco; y a los agustinos Manuel Formigo y José López. En total, dos santos y veinte beatos.

Como rasgos comunes de los nuevos beatos podemos destacar que fueron hombres y mujeres de fe y oración, particularmente centrados en la Eucaristía y en la devoción a la Santísima Virgen; por eso, mientras les fue posible, incluso en el cautiverio, participaban en la Santa Misa, comulgaban e invocaban a María con el rezo del Rosario; eran apóstoles y fueron valientes cuando tuvieron que confesar su condición de creyentes; disponibles para confortar y sostener a sus compañeros de prisión; perdonaron a sus verdugos y rezaron por ellos; a la hora del sacrificio, mostraron serenidad y profunda paz, proclamaron a Cristo como el único Señor.

En la actualidad reciben el nombre de beatos y su fiesta se celebra anualmente el día 6 de noviembre en los lugares y modos establecidos por el Derecho. Pues bien, mañana, sábado, día 26 de octubre, a las 11,30 horas, en la Santa Iglesia Catedral, tendremos la oportunidad de dar gracias a Dios por los nuevos beatos ourensanos, en una solemne Eucaristía presidida por el obispo de la Diócesis. ¡Que nuestros beatos contribuyan a que se avive y fortalezca nuestra condición de creyentes, se vigorice nuestra esperanza y se encienda nuestra caridad!

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