Opinión

Sumarísimo juicio

Soy y debemos ser unos fieles convencidos de la Justicia, por muy desagradable e injusta que a veces pueda resultar. La fidelidad es un arma de doble filo, ya que representa cumplir con los compromisos adquiridos, pero es ambigua e injusta cuando intervienen dos seres humanos, ya que esos compromisos tienen la obligación de ser idénticos en su resolución global. Como las sentencias de los juicios sumarísimos. De no ser así, la Justicia no se verá aplicada correctamente.

La vida está llena de obstáculos que hacen perjudicar, o no, la senda del bien y el mal, pero nadie es capaz de resolver el crucigrama de los significados de ambos adverbios. Es muy complicado saber, conocer, resolver, discernir, clarificar, decidir el momento exacto de cuando debemos romper el compromiso… Una vez que se logra, tenemos que aceptar y ser consecuentes con la Justicia, por muy sumarísima que sea.

Estos meses tan convulsos donde alguien quiere romper la unidad de España, la fidelidad juega en un campo minado por la violación de los derechos de una mayoría que no es capaz de explicar a los infieles lo importante que es respetar la justicia por sumarísima que sea. La unidad de los seres humanos se desvanece cuando la obligación no es idéntica. La culpabilidad nunca es individual, siempre nace de dos maneras de faltarse al respeto, y cualquiera de ellas dos son muy respetables. Por ello, señoras y señores de este país, pensemos en las terribles consecuencias de las decisiones que acaban en juicios sumarísimos, ya que no habrá manera de retroceder para avanzar.

España, no te rindas y no dejes pisotearte por alguien que lo único que oye, pero no escucha, es lo egoísta de que representa una minoría de infieles equivocados por su vanidad, arrogancia y sobre un gran interés económico que pueda significarles independizarse a costa del resto de sus compañeros de país. Esos infieles, si consiguen alcanzar una sentencia sumarísima, habrán destruido un camino de muchos años asfaltado con mucho esfuerzo y dedicación fiel y comprometida. El resto, los que nos quedamos aquí, sabremos que el interés (el único) económico que hay detrás de cualquier sumarísima sentencia, pagaremos con mucha satisfacción la factura del compromiso incumplido a nuestra Constitución, ya que la misma es la única fiel e indestructible contra tanta hipocresía mediática e irracional.

Nada ni nadie podrá ser sumarísimo por mucha razón o culpa que quiera expresar en sus conclusiones finales. Las armas las podrá cargar el diablo, pero las municiones las construyen y las reparten los seres humanos, y ello es lo realmente preocupante, y ni tan siquiera un sumarísimo juicio podrá resolverlo. Por muy tópica que resulte la frase: el tiempo pone a todo el mundo en su justo y sumarísimo sitio.

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