Opinión

Alarma Social

Andaba pensando en la sagacidad de los lectores, siempre atentos a todo, incluso cuando uno mete la pata. Sucedió hace unos días, como consecuencia de un lapsus calami, servidor confundió al juez Castro que instruye el sumario contra Urdangarín, su socio y toda esa ralea, y señalarle como nuestro, en referencia a otro magistrado de apellido Castro nacido en Ourense, cuando nada tienen nada e incluso hay bastantes cosas que les diferencian.

El de aquí es hijo de los que fueron dueños de la histórica Regidora, en la esquina de Progreso con Parada Justel, parada obligada para muchos fieles de la amabilidad y profesionalidad que allí se destilaba, aparte de excelente mercancía. El del caso Nóos -José Castro-, es mallorquín, en tanto que el Castro que nos atañe -José Luis- es más joven y es juez -de carrera- de vigilancia penitenciaria, desde donde ha tomado decisiones importantes que le han dado protagonismo propio. Entre ellas la orden de excarcelación para el etarra Bolinaga, enfermo terminal de cáncer y que fuera secuestrador de Ortega Lara. Lo cuenta con detalle Juan Fonseca, uno de esos que lleva el ourensanismo por bandera y siempre con la antena puesta.

Sacándome del error hablamos de la alarma social provocada por la liberación de un preso para que muera tranquilo, derecho que él ni sus correligionarios no hubiesen concedido a los enemigos de su sistema si tuviesen capacidad para ello. Su señoría tomó la decisión que, además de legal, creyó justa.

El Castro de Mallorca se reafirmó hace un par de días en su convicción de que en la relación de la hija del rey con el Instituto Nóos, hay tomate, pero viendo la decisión de la Audiencia provincial, parece que la ruta del sumario va a descansar sobre la legalidad más que sobre la justicia. Resulta duro para los ciudadanos ver las dificultades propias para sobrevivir o las de personas del entorno y descubrir que hay quien choricea con una facilidad pasmosa. Pero la justicia siempre encuentra un hueco para meter los asuntos de los poderosos. Es así, que o resultan exonerados o, al menos, beneficiados.

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