Al paso que vamos aquí no se libra ni dios; de los problemas con la actividad política, me refiero, a juzgar por la sucesión de acontecimientos judiciales. La supermagistrada De Lara, cual Llanero Solitario contra la corrupción va sumando detenidos e imputados en la denominada operación Pokemon. Los últimos, de momento, son un concejal de Santiago, un exedil y el gerente de Aquagest en aquella ciudad.
A su señoría le va a salir un sumario mastodóntico en el que con la implicación que hace de personas tan distintas y distantes, asalta la duda sobre qué pueden tener en común todos ellos. En fin, a esperar toca, aunque pudiera ocurrir que con un blanco tan amplio, pudiera ser que las balas judiciales, como las del héroe del viejo Oeste, no sean letales contra la corrupción.
Hablanco de blancos, el otrora todopoderoso dirigente socialista parece cada vez más cerca de la imputación, por el caso Campeón, eventualidad que complicaría sobremanera sus aspiraciones de meter baza como protagonistaen el futuro del socialismo gallego. Es más, le abocaría a una difícil situación para mantener su escaño en el Congreso, después de que sus compañeiros hubiesen colocado altísimo el listón de la honorabilidad, si bien su aplicación es aleatoria, pues hay imputados que se mantienen en sus puestos, en tanto que a otros les echaron fuera a la primera de cambio.
Si añadimos lo que ocurre en el PP y esa estrategia que parece querer tapar un campo de fútbol con una manta, la ceremonia de la confusión es total. No es de extrañar que en este lodazal los estrategas no anden finos y acaben por pedir que la enseñe Rubalcaba, de lo que se deduce que el asunto va acabar residiendo en quién la tiene más grande. Buen debate ese. ¿Y después qué?
