Opinión

Ciudadanos de ninguna parte

La crónica negra de actualidad lleva la alforja tan abultada que apenas deja resquicio a otras cuestiones, ya no agradables u optimistas, sino grises o inocuas. En el fragor de la inexplicable y todavía deficientemente explicada muerte de Asunta Basterra en Santiago, ha pasado a segundo plano la muerte de un emigrante ourensano, asesinado en México para robarle el dinero destinado a pagar trabajos de construcción de un hotel.

El fallecido y su esposa habían construido una vivienda en Soutelo de Montes para retirarse a ella en breve, una vez abandonada la actividad laboral. La fatalidad quiso que ese anhelo no pueda cumplirse y lo único a lo que ha podido llegar Eduardo Cendón es a tener morada perpetua en el cementerio mas próximo.

El luctuoso suceso viene a evidenciar las dificultades por las que pasan tantos emigrantes españoles -casi todos gallegos- en México y Venezuela. A los que les ha ido mal económicamente e incluso a los que sin irles exactamente así, no han logrado fortuna, viven al final de sus vidas una situación compleja, tanto que la cobertura social en esos países es escasa. Y a los que les ha ido mejor, como el caso de Cendón, se convierten en objetivo prioritario de los delincuentes. En cualquier caso, triste final para una vida de trabajo y-con frecuencia- de privaciones con la mirada puesta en una vejez tranquila y acomodada, que a la hora de la verdad se complica.

Se trata de gente que sufrió desarraigo cuando se fue -entonces la inmensidad del Atlántico hacía que América fuese casi el fin del mundo-; luego, dieron a sus hijos la formación de la que ellos carecieron, aunque ello llevó implícito su conversión en ciudadanos de pleno derecho en el país donde nacieron y se criaron.

Ahora, unos no pueden venir por falta de medios y los que disponen de ellos ven que la familia creada está anclada allá y la que dejaron aquí desapareció o son viejos. En un lado añoran una parte de su vida y cuando se mueven echan de menos la otra, mientras constatan que en realidad la historia les ha hecho de ninguna parte. Bien poco premio para tanto sacrificio.

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