El presidente de Renfe anuncia que el Alvia que circula entre Ourense y Santiago incorporará antes de fin de año un nuevo sistema de seguridad capaz de evitar accidentes como el de Angrois. Determinarán en su día las autoridades judiciales si hay responsabilidades por parte de los propietarios de la infraestructura y del operador ferroviario en mantener una línea híbrida entre la alta velocidad y el tren convencional sin esas medidas, convirtiendo el paso del convoy por el punto del siniestro en una especie de ruleta rusa.
Escuchar esto a estas alturas, produce escalofríos, así que desconozco qué sentimientos generará entre los familiares y seres queridos de las víctimas mortales, heridos, y demás gente afectada, pero seguro que nada bueno. De poco valdrá que se diga que esto ya estaba previsto -oh, casualidad, se conoce la noticia casi dos años después de que funcione esta línea y transcurrida una semana de la catástrofe.
Mostraba Casiano el otro día (ya saben, el prestigioso fisioterapeuta, muy popular en Ourense por su quehacer profesional, pero también por faceta de entroideiro de pro y atleta de elite), su convicción de que el accidente iba a tener consecuencias de este tipo.
Hablaba desde el sentimiento del dolor colectivo, pero también desde la experiencia que da la vida, el olfato de la sabiduría popular y el descreimiento general en los que mandan por su capacidad para no decir la verdad. Contaba que en la carretera de Ourense a su Muiños natal, había hace años una curva muy peligrosa a la altura de Verea. Era un punto fatídico para el tráfico rodado que se cobraba víctimas mortales y heridos periódicamente, sin que las autoridades hiciesen nada por resolver el asunto, pese a las quejas.
Quiso esa ruleta rusa de la que hablábamos antes, que un día el azar escogiese como víctima al cura de Vera, hombre relevante, que dio con su vida en el maldito punto a bordo de su Seat 600. Evidentemente, el sacerdote ni quienes le precedieron en la desgracia pudieron verlo, pero la curva fue reformada y eliminado el punto negro. Qué pena, pero parece que ha acertado.
