Opinión

Mirar al lado bueno

En un ambiente de perspectivas tan negras como las que los expertos nos ponen delante, se agradecen las buenas nuevas, aunque sean como gotas de agua en un océano en vez de los brotes verdes que veía nuestra poderosa paisana -aunque hace tiempo que prefirió olvidar que nació aquí- Elena Salgado, ni tampoco las señales esperanzadoras detectadas por la ministra de Trabajo a pesar de que su departamento no da contado el número de parados en España.

Son, decía, episodios insignificantes, aislados, pero sirven para que, siquiera un momento, relajemos el rictus de rostro grave para recibir una brizna de aire fresco. Eso significa escuchar a los que mandan en Grecia dando por hecho que han salvado la bancarrota y que ahora se pondrán a hacer funcionar la economía real; o saber que un convecino -esperemos- se acostó el domingo con 10 millones de euros más en el bolsillo, tal vez haciendo cortes de mangas a la crisis y sus efectos, per saecula saeculorum.

Una conocida marca de alimentación ha hecho su promoción de navidad con un video de cosas positivas, agradables, meritorias, que las hay, aunque queden tapadas por la fuerza de lo negativo. La realidad seguirá siendo la misma, pero es necesario rescatar lo que de bueno nos rodea, para mantener la esperanza de que es posible volver a tiempos mejores. Y durante un par de minutos parece como si volviéramos a creer en nosotros mismos.

Vivimos en una tierra hecha a las dificultades históricas; a esforzarse para conseguir lo que a otros les llega casi de regalo. La realidad es cruda, pero no puede ser óbice para bajar la guardia y dejarse llevar por el río de la desolación. Hay futuro. Sólo es preciso creérselo y obrar en consecuencia, claro.

Te puede interesar