Dice Mariano que tiene claro hacia dónde vamos, lo cual debería constituir un alivio si no fuera porque su comportamiento introduce dudas sobre el anuncio y porque parece ser el único en su Gobierno con ese nivel de conocimiento, circunstancia intranquilizadora a más no poder. Por tanto, si el mensaje último de Rajoy era una llamada a la serenidad, de poco ha servido, pues a estas alturas los ciudadanos quieren hechos o, al menos, signos claros de evolución. La realidad, sin embargo, es machacona y cada día ofrece datos y evidencias de que estamos mejor que ayer y peor que mañana.
La culpa, dicen, es de la herencia recibida, y debe ser, porque el actual Ejecutivo parece mimetizado en el último de Zapatero, con la inacción como acción más importante. El problema es que mientras ministros y altos cargos se esconden de la tormenta, dedicados a buscar metáforas con las que evitar llamar a las cosas feas por su nombre, los problemas avanzan como la maleza en el yermo.
En el tiempo libre entre pagos en diferido, movilidad exterior y crecimiento negativo (término el último para rizar el rizo, formándolo con términos contrapuestos; es como una gordura adelgazante o una salvación letal), a Fátima Báñez y sus colegas les bulle en la cabeza una nueva reforma de las pensiones en términos tan oscuros que lo único que queda claro del espíritu que parece sustentar la iniciativa es que la aspiración de una plácida vejez será una quimera.
La pregunta es ¿hay futuro? Atendiendo a la situación actual, negro, muy negro va el asunto. Hablan de exigir un montón de años para tener derecho a pensión y cuarenta para cobrar la máxima. Es para echarse a temblar, y si añadimos que los jóvenes no encuentran trabajo, ¿cómo reunirán años de cotización para jubilarse y sostenerse en esa situación con dignidad?
Podrían caer en la cuenta que con recortes, copagos y subidas impositivas, iremos muriéndonos poco a poco. ¡Ah! Pero para cuando no quede nadie habrá déficit cero. O superávit, incluso.No se sabe que da más miedo si la crisis o los inventos con los que van a combatirla.
