Opinión

El clima está cambiando

El cambio climático sigue constituyendo, a no dudarlo, una de las mayores amenazas que penden sobre la tierra. Pues, si el aumento de la temperatura terrestre supera en más de 2 grados los niveles preindustriales, es probable que el cambio climático sea irreversible y, posiblemente, las consecuencias a largo plazo, sean extraordinarias. El problema debe tomarse en serio. Es grave. No hay más remedio que tratar de solucionarlo a nivel internacional. Como es sabido, las zonas bajas de la tierra podrían acabar desapareciendo bajo los crecientes del mar. Y lo que es todavía peor, en muchas zonas amplias del mundo no habría agua dulce suficiente para seguir viviendo: aumentaría la frecuencia de los fenómenos meteorológicos cuyos extremos causan daños físicos y económicos.


Los investigadores equiparan la solidez del cambio climático a las grandes teorías científicas, como las del origen de la tierra, el Big Bang o la evolución. Explican que es perfectamente normal que, en investigaciones que realizan miles de científicos, se produzcan algunos errores que se corrigen en cuanto se detectan, pero no hay ni remotamente nada en los casos recientes que cambie las conclusiones fundamentales acerca del cambio climático. Las pruebas objetivas, consistentes, exhaustivas e irrefutables que los seres humanos estamos cambiando el clima de modo que amenaza nuestras sociedades y los ecosistemas de los que dependemos.


Por otro lado, las economías podrían entrar en más declive posiblemente debido al coste que supondría afrontar climas diferentes. Precisamente, a lo largo de diez mil años, hasta la Revolución Industrial, la temperatura media de la tierra se mantuvo bastante estable. Realmente, desde 1850, fecha a partir de la cual se empezó a medir la temperatura con precisión sistemática, el aumento ha sido de 0,76 grados. Si, por supuesto, no se adoptan medidas, es probable que durante este siglo que acaba de comenzar la temperatura aumente entre 1,8 grados y 4 grados más, incluso 6,4 grados más, según un panel internacional de científicos convocado al efecto por la ONU. Menos mal que ya está en marcha la carrera para evitar que el planeta alcance lo que se considera el punto sin retorno: un aumento de 2 grados.


Quiérase o no, el clima desde luego está cambiando. La atmósfera contiene vapor de agua, dióxido de carbono y otros gases de origen natural que dejan pasar la luz del sol, pero que absorben el calor que a su vez irradia la tierra. Este proceso natural, llamado efecto invernadero, mantiene la temperatura terrestre a un nivel que permite que haya vida. Sin él, la temperatura media global sería de 18 grados y , por consiguiente insoportable.


Sin embargo, actividades humanas como el uso intensivo de combustibles fósiles o la destrucción de bosques para su transformación en superficie agrícola, están haciendo que aumenten en la atmósfera los niveles de dióxido de carbono y otros gases que retienen el calor . La incorporación de estos gases de efecto invernadero está potenciando, efectivamente, el efecto invernadero natural, calentando la Tierra y dando lugar, consiguientemente, al cambio climático.


La solución: Pues la solución consiste en reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, en particular el dióxido de carbono. Ello significa utilizar mejor los recursos naturales. Los combustibles fósiles (el petróleo, gas y carbón destinados a producir electricidad y utilizados en la calefacción, la refrigeración y transporte) son fuentes importantes de emisión de gases de efecto invernadero, por lo que es necesario utilizarlos en menor medida y de manera más eficiente. Al mismo tiempo, es todo punto importante el paso de dióxido de carbono a la atmósfera; por ejemplo, capturándolo a medida que se produce y almacenándolo seguidamente bajo tierra, en yacimientos precisamente agotados de gas o minas de sal. También resulta esencial, para combatir el cambio climático, invertir la tendencia a la deforestación, en particular la desaparición de las selvas tropicales, que actúan como sumideros que absorben el dióxido de carbono. Los bosques absorben dióxido de carbono mientras crecen, pero lo emiten durante la tala. Así de sencillo.


Y, para concluir. Manifestar que aunque hay otros elementos que contribuyen al calentamiento global, como el metano que se desprende de la eliminación de residuos en los vertederos o las emisiones originadas por la utilización excesiva de fertilizantes, el uso de combustibles fósiles y la deforestación son los principales culpables.

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