Opinión

Moscú mira a Cataluña

Después de anexionarse Crimea el Kremlin se propone intimidar al nuevo régimen de Ucrania como hizo este fin de semana el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, advirtiéndole que debe reformar la Constitución para que tenga en cuenta “los intereses de todas las regiones”. Mientras, los medios informativos rusos le prestan una creciente atención a las regiones de los países de la UE con movimientos separatistas, como Cataluña, cuya desestabilización podría beneficiar a Moscú.

Rusia tiene intereses directos en Ucrania, puesto que casi un tercio de sus 44,2 millones de habitantes se sienten rusos. Son mayoritarios en algunas zonas, como eran en en Crimea, y se dicen agredidos por los neonazis con presencia desde febrero en el nuevo régimen del presidente interino Oleksandr Turchynov. Si el presidente anterior, Viktor Yushchenko, era poco respetable y cercano a la ultraderecha rusófila, el actual tampoco es ejemplar, aunque goce de las simpatías occidentales.

Abierta la caja de Pandora en el este europeo con anexión de Crimea que le hace sufrir a Moscú represalias económicas y diplomáticas, facilitar una situación similar en el oeste le permitiría mejorar el equilibrio entre las áreas de influencia. Ante la amenaza quedarse fuera de la UE y de la OTAN muchos visionarios del independentismo catalán miraron hacia los rivales de estas organizaciones como posibles aliados o, al menos, como tácticas de desestabilización estratégica para amedrentar a occidente. Antes de la crisis ucraniana, un notable independentista, Jordi Molins, propuso hace un año en TV3 una alianza militar de Cataluña con China en caso de una posible independencia. Proponía Barcelona o Tarragona como base navales chinas en el Mediterráneo.

Entonces era locura, una idea chusca. Ahora hay quien ve deseable, además del Sebastopol ruso de Crimea, un Bercolonopol o Tarragonopol.

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