Opinión

Calles con nombre

Esta visto y demostrado que cada vez que un gobierno municipal afronta el delicado asunto de cambiar los nombres de las calles de su ciudad porque provienen de épocas anteriores poco propicias acaban montando un lío morrocotudo y el consejo más adecuado para moderar esos afanes es hacerlo del modo más reposado posible, cambiar lo indispensable y dejar todos los demás y que el paso del tiempo se encargue de ir dulcificando y empequeñeciendo el recuerdo. Hace unos cuantos años, el ayuntamiento de Liverpool se planteó la posibilidad de cambiarle el nombre a una calle de la ciudad porque el personaje que en ella se recordaba era un sujeto muy infame visto con la mentalidad del siglo XX.

La calle era la famosa Penny Lane que Paul McCartney se encargó de describir para los Beatles, perpetuando su nombre por los siglos de los siglos. McCartney retrató en un texto pródigo en recuerdos, los personajes con los que se cruzaba en su camino a la rotonda donde tomaba el autobús desde el peluquero al bombero, el bancario o las enfermeras. Si embargo, quien le daba nombre a la calle había sido un redomado esclavista que se hizo de oro con el tráfico negrero hasta que, una vez alcanzada una posición notable, se convirtió a su vez en un mecenas. El cisco fue tan descomunal que el alcalde renunció de inmediato al cambio y decidió dejar las cosas como estaban que era lo más prudente a la vista de que el debate alcanzaba rango internacional.

La situación se ha complicado en Madrid, donde la alcaldesa Carmena ha claudicado ante las presiones de sus propios compañeros de grupo y ha puesto manos a la obra para rebautizar algunas de las arterias más populares de la capital porque suenan a franquistas. Pero los suyos y el PSOE se han producido desacuerdos tan evidentes que la conclusión general es que más vale dejarlo como está. Al fin y al cabo, y conviene recordarlo para que no se olvide, Torrente, Aranguren, Agustín de Foxá, Ramiro de Maéztu o Camilo José Cela tienen un pasado simpatizante con los alzados contra la República, muchos de ellos fueron simplemente falangistas y otros, como Cela, cosas peores. ¿Hay que cambiar el nombre de sus calles? En mi opinión no, desde luego, porque se valía es muy superior a su credo político de juventud. Y la historia es la que es. Hay que comprenderla y asumirla.

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