Opinión

El concepto es el concepto

El ministro De la Serna es un señor que ha abierto la boca y ha puesto el pan por las nubes. Consultando su expediente sabemos que ha sido un excelente alcalde de Santander, y aplicándole el tercer grado de las biografías colgadas en la red sabemos también que es un ciudadano de gran atractivo y activa vida sentimental derivada de ese singular atractivo. En Santander -dicen algunos de mis relativos que habitan en la hermosa capital de Cantabria- se le quiere bien y las madres sueñan con él para sus hijas casaderas. Es el yerno perfecto pero no estoy yo muy seguro de que sea el ministro de Fomento perfecto, teniendo en cuenta que deben existir pocas carteras tan complicadas y exigentes como la que trajina con la obra pública. Un ministro de Fomento en tiempos de muy relativa bonanza como ahora, ha de ser también un avezado político con experiencia y recursos dialécticos suficientes como para, con menguado presupuesto, mantener conformes a todas las fuerzas vivas regionales para las que las actuaciones en su ámbito territorial han de ser las más trascendentales del planeta. En esta diseño de Estado descentralizado que hemos elegido por unanimidad para configurar nuestra convivencia no se puede caminar pisando charcos y el ministro De la Serna acaba de pisar uno que le ha puesto perdidos los zapatos, los calcetines y la vuelta de los pantalones, probablemente porque se ha comportado como un técnico o tal vez como un alcalde de Santander en barbecho. O como ambas cosas a la vez, pero no como un ministro de Fomento.

Las desdichas cosechadas por la boca que es por la que muere el pez tienen un difícil arreglo y De la Serna ha tratado de minimizar los daños pero los daños están ya muy hechos. Por ejemplo, uno de los damnificados que está que fuma en pipa es Feijoó, que lleva el espinoso asunto del AVE de Galicia y la fecha tope de 2018 en el programa con el que ha vuelto a ganar las elecciones por mayoría absoluta así que, tengamos la fiesta en paz porque –ya lo dijo mi admirado Manolo Manquiña- el concepto en el concepto.

Iñigo de la Serna aprenderá mucho probablemente de este primer y desventurado inicio de legislatura, y habrá interiorizado con intención de no olvidarlo nunca el concepto que hoy toca. Ese que aconseja nadar y guardar la ropa.

Te puede interesar