Opinión

Dos hombres y un destino

Hay en este mundo personas que recuerdan mucho sin parecerse en realidad en nada. Por ejemplo, hay un mucho de la mirada perruna de Arnaldo Otegi en los ojillos espesos de Teodoro Obiang. Y sobre todo, el aire de falsa dignidad de ambos define con exacta propiedad a los sujetos que desean aparecer limpios aunque todo el mundo sabe –incluyendo sus propios aliados- que tiene las manos manchadas de sangre. Han coincidido en los diarios de estos días y, aunque por fuera no tengan ninguna semejanza e incluso les diferencie la raza, un factor que está muy presente en el ideario de cada uno, ambos son de la misma pasta. Dos individuos siniestros que han contribuido a matar inocentes y que a la vuelta de los años ni se han arrepentido ni han abdicado. Uno es un negro tirano y criminal y el otro es un blanco eternamente unido al entorno asesino etarra. Uno mandó eliminar por las buenas a todo aquel que le estorbaba y el otro estuvo presente en decisiones criminales, llevó personalmente a cabo secuestros, colaboró en ejecuciones, chantajeó, aterrorizó y eligió víctimas. Negro y blanco. Todo y nada.

La diferencia es que en la sede de la Unión Europea en Bruselas y Estrasburgo no aceptan la presencia de un dictador infame como Obiang y abren sin embargo sus puertas a la presencia de Arnaldo Otegi que va a hacer allí unos bolos para lavar imagen de la mano de los diputados de Podemos e Izquierda Unida. A los responsables del Parlamento europeo la presencia misma del terrorífico líder africano les pone la piel de gallina pero ninguno de ellos ha sentido ni la menor vergüenza en cederle espacio y tiempo a Otegi ni han hecho el menor caso a las cartas de protesta y advertencia enviadas a su sede por Maite Pagazaurtundúa, hermana de una de las muchas víctimas del dirigente abertzale.

El comportamiento de Podemos e IU con Otegi inspira horror y vergüenza, y proclama lo que hay detrás de ambas formaciones por si alguno no se hubiera percatado. ETA ha marcado a sangre y fuego la vida de un país soberano, libre y democrático durante medio siglo en el que ha asesinado a casi 900 personas. Otegi es parte de esta tragedia. Pasearlo ahora por foros europeos es una indignidad. Tomemos buena nota. Falta nos hace.

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