Opinión

No son tontos

El lenguaje popular ha hecho cotidiano eso de “buen pájaro estás tú hecho”, “Fulano…, menudo pájaro es”, “un cara, un ruiseñor matutino”, “esa pájara…”. Parece ser que los pájaros son algo especial en cuanto a la picaresca se refiere. O sea, que te la pueden dar con queso, o sin él, pero que tú no se la das a ellos fácilmente. No sin razón y de forma entrañable se define a los gorrioncillos como los golfillos del aire. Lo de entrañable va para los alados, no para el resto, claro. En fin, que las aves son mucho más listas de lo que se puede figurar. Por ejemplo, los humanos quedan impresionados ante los trucos de magia que los profesionales hacen ver a los ojos que los contemplan.

La ilusión es perfecta y nunca se sabe cómo ha hecho el mago para crear el gran engaño. Y es que los seres llamados pensantes, con toda su luz mental, que es mucha, y todo su lado oscuro, que también, consciente o inconscientemente, son a la postre, inocentes. Por eso, los más avispados pueden llevarlos por el camino que quieran. Y los llevan. Otra cosa al parecer, son los pájaros de verdad. Y me refiero concretamente a un estudio que se ha realizado sobre el particular en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido. Ninguno de los pájaros con los que se realizaron las pruebas se dejó engañar ante los trucos que los expertos manejaron para ver sus reacciones. Una y otra vez, cada uno de ellos demostró su perspicacia y frustró todo engaño que se les puso delante.

El psicólogo Elías García-Pelegrín, de la citada Universidad, declaró que “como tal, es bastante interesante utilizar estos efectos mágicos para comprobar si las expectativas de otras mentes son como las nuestras”. Y atención, porque en el experimento participaron aves y personas y el resultado fue que las aves son más difíciles de engañar. Un tanto para ellas. No nos olvidemos de “Los pájaros” de Alfred Hitchcock. Suspense y terror basado en una novela escrita por Daphne du Maurier. Y si la realidad imita al arte, cuidado, que todo puede pasar. Quede claro que esto es broma, las aves también quieren, sienten y son amigas, según quienes las conocen bien. De todas formas, ni la novela, ni la película, nos aclaran qué es lo que provoca la furia de los plumados. Solo nos dicen cómo se unen todos a una para atacar sañudamente a todo lo que se mueve. Un misterio con alas.

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