Opinión

¿Quién dice que no?

¿Quién dice que el amor no existe, que es algo pasado de moda, que es un sentimiento pasajero, o que es cosa de adolescentes? El amor existe, claro que sí. ¿Qué haría la humanidad sin él? ¿Qué haría el mundo? A veces se confunde, pero otras no, porque es una realidad tangible que se ve y se admira, tal vez porque no se muestra con mucha frecuencia. Es época de zozobra y no hay mucho tiempo para buscarlo, cuidarlo, y reanimarlo cada día. Pero ahí está en sus diversas formas de proyectarse. Amor a los hijos, a los padres, a los cónyuges, a los amigos, a los animales, a la belleza, al arte… Hay mucho amor, aunque a veces pase desapercibido.

Sobre amor de verdad va este artículo de hoy. Se publica la noticia y me hago eco de ella, porque me gusta, me parece sencilla pero muy hermosa. Él tiene 82 años. Se llama Manuel Souto. Su mujer María está enferma, padece osteoartritis y le cuesta caminar, pero tiene que hacerlo. En sus paseos no hay lugar para que se siente, descanse y se reponga. Según la noticia viven en A Estrada y no hay manera, aunque se solicite, de que aquellos a los que corresponde instalen un pequeño banco para facilitar ese descanso necesario. Manuel, que la acompaña y la ayuda diariamente, no desespera. Compra los útiles precisos para la obra que pretende. Y con sus manos castigadas por el trabajo de tantos años, construye en 30 minutos un banco para que su esposa haga un alto en el camino y recupere fuerzas. El banco no tiene adornos, ni está pintado, pero es maravilloso porque lo ha hecho él para su amada y compañera de vida, en la salud y la enfermedad.

Preciosa y tierna, muy tierna la anécdota. No hay porque llorar, todavía hay evidencias de que el amor está vivo, y aunque tenga 82 años en apariencia, es eterno. Y por mucho que cambie el mundo, la forma de vida y el ambiente en que se desarrolle, las costumbres y las modas, nunca desaparecerá, porque es consustancial a la propia existencia. Es bueno leer esas noticias pequeñas, esos renglones que no ocupan lo más importante que emiten los medios de comunicación, sino que se publican en ocasiones para rellenar espacios. Hay que buscarlas y seguro que salen al encuentro. Y son muy importantes, porque hablan de humanidad, de que la esencia de la vida todavía no ha sido sustituida por las diferentes clases de robots que se generan cada día.

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