Opinión

Verdad o mentira

Recibo dos videos en los que desde la pantalla, Tom Cruise habla, acciona, y luce la mejor de sus sonrisas. Tom Cruise, actor y productor estadounidense, un personaje tan famoso y controvertido, héroe de ficción que en más de una ocasión ha roto las taquillas porque lo que toca se convierte en éxito seguro. Nunca le han dado un Oscar, pero de algún modo se ha reconocido su labor interpretativa con tres premios Globo de Oro. Pero a lo que íbamos. Resulta que recibo los videos y reflexiono sobre el mundo de los actores como el que sonríe feliz, mientras dice algo que no logro entender. 

Y es Tom Cruise, ese protagonista considerado uno de los sex symbols del cine desde que se dio a conocer con su primera película en 1981. El mismo que ocupa un puesto elevado en el imaginario popular, ya ícono para muchos cinéfilos, y que será recordado por momentos míticos en su filmografía. Y miro una y otra vez esos dos videos y noto algo raro en ellos. ¿Es él? Sí, claro. ¿Quién a estas alturas no le conoce? Ha sido joven, adulto, y envejece con nosotros. Son sus rasgos, sus ojos, y sobre todo su sonrisa. ¿Cómo no va  a ser él? Es el que realiza las misiones imposibles, el que vive horrores en la guerra de los mundos, el entrenador de futbol americano, el héroe que lucha contra el mal… Escribo todo este preámbulo sobre un actor tan conocido para no dar lugar al equívoco. Así, ya no cabe duda. ¿No? Pues sí, queridos lectores. No es él.

 Es un trabajo por ordenador, un trabajo que como tantos otros realizados por el mismo procedimiento, cada vez más perfeccionado, nos da que pensar sobre la realidad y lo falso que por milagro de la técnica hoy día nos aturde. ¿Qué es verdad y qué es mentira? ¿Se puede dar credibilidad actualmente a lo que se ve, se oye, se comenta…? ¿Donde está la certeza y donde la falsedad? ¿Estamos seguros de que lo que vemos es exactamente eso, y no una ilusión producida por alguien mediante una “maquinilla”? ¿Cómo descubrir el fraude? ¿Pueden los sentidos detectar el engaño? Puede que sí, o puede que no. El original es sinónimo de auténtico, para bien o para mal, y hay que hacer el esfuerzo de buscarlo y reconocerlo frente a estas técnicas. Pero con tiento, porque a veces la propia vida nos parece una comedia agridulce que nos confunde como en “La vida es sueño”. Como siempre, todo está en los clásicos.

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