Opinión

¿HACIA DÓNDE VA EUROPA CON ESPAÑA DENTRO?

En los campos de la ignorancia no puede crecer la verdadera libertad. Los regímenes autoritarios, o los de apariencia democrática organizados en Sistema, prefieren un alto nivel de desinformación en las sociedades sobre las que ejercen el poder. Para conseguirlo, a través de los medios de comunicación generan lo que llamo 'patrones de pensamiento', que las gentes repiten sin someter a la mas mínima reflexión. De ese modo se edifica en el gentío la ilusión de la libertad cuando en el fondo se trata de una inconsciente obediencia al mandato del poder. Y uno de los campos en los que se ha gestado el mayor nivel de ignorancia ciudadana, al menos en España, es precisamente el mundo de la Unión Europea, en sus dos vertientes de Union Monetaria -euro- y Unión Política. Precisamente por ello la Fundación Civil -que presido- convocó y celebró el pasado día 12 en el Ateneo de Madrid una sesión dedicada a tratar de responder a la pregunta clave: hacia dónde va la Unión Europea y cual es el papel de España dentro de ella. Me senté junto a Mónica Melle, profesora de Economía Financiera, y a Christian Ghymers, belga, economista, profesor de Lovaina, uno de los padres del euro y hombre de enorme experiencia en todo este mundo de la Unión Monetaria.


El economista y matemático vigués Calaza, y el profesor de Sevilla Juan Torres, fueron las dos únicas personas -si mi memoria no falla- que en los años precedentes a la firma de Maastricht y el establecimiento del euro aportaron una visión critica desde planos técnicos. Yo, situado en la presidencia de Banesto, me manifesté claramente en esa misma linea. Ahora parece que algunas otras voces aseguran que también se posicionaron en contra. Humildemente no lo recuerdo. En todo caso lo que sosteníamos era que no conformábamos una zona monetaria óptima, que los llamados índices de convergencia eran puramente nominales, y que las asimetrías de las economías de la Unión aconsejaban no acudir al euro del modo diseñado. Incluso recomendé al entonces presidente del Gobierno Felipe González que propusiera dos euros, uno del Sur y otro del Norte. En el primero nos integraríamos junto a Italia, Portugal, Grecia y Francia. El segundo estaría capitaneado por Alemania. No me hizo el menor caso. Curiosamente, en la sesión del Ateneo, tanto la profesora Melle como el Economista Ghymers, aceptaron que hubiera sido mejor solución, una vez, claro, comprobados los resultados que el euro ha traído.


Le llegada del euro se tradujo en un enorme flujo de dinero barato que generó un brutal endeudamiento de las empresas y familias. Y los bancos financiaron con cantidades ingentes la especulación inmobiliaria, -nuestro modelo se basa en la construcción- lo que se ha traducido en la necesidad de todos nosotros de aportar 40.000 millones de euros -se dice pronto- para tapar los desastres generados. Y ahora tenemos que pagar las deudas enloquecidamente contraídas en aquellos años de artificial Jauja. Pero seamos claros: el euro no ha sido malo para todos. Al contrario: Alemania consiguió unos mercados del sur gracias a que nos creímos ricos por disponer de la moneda única. Pero debemos comprender que no tenemos propiamente una moneda única sino un común instrumento de pago, que no es lo mismo, o dicho de manera mas clara: no hay un euro sino dos o posiblemente más. A un empresario español le cuesta el euro mucho mas caro que al alemán, y eso genera una pérdida de competitividad inicial muy considerable, sin que nadie repare en ese 'pequeño' detalle. Así que, como reconocieron Ghymers y Melle, el euro ha fracasado en los objetivos que pretendió en su diseño original, aunque el profesor de Lovaina lo atribuía a la traición de los políticos que no cumplieron sus compromisos. Lo cierto es que los superávit comerciales alemanes contrastan con los niveles de desempleo de las economías del Sur.


¿Hacia dónde va la Union Europea? Rajoy dijo que lo que le preocupaba era que Alemania tuviera las ideas claras. Por lo menos en eso es sincero: no contamos nada. Es Alemania la que decide. Por eso para conseguir la estabilidad del euro y la eurozona, dijo Ghymers que era imprescindible que Alemania cambiara su comportamiento y aceptara reducir sus beneficios. ¿Lo hará? Pues solo en la medida en que lo estime necesario para seguir ganando dinero como país. La profesora Melle defendió que la solución es mas Europa. Ghymers aseguró que caminar ahora en ese dirección era ingresar en el infierno. Tiene razón. No se puede crear una constitución política europea mientras no exista una identidad política europea. Y esta hoy no existe. El euro ha acentuado los espíritus nacionales, por los agravios que ha generado. La mayoría de los ingleses quieren abandonar la UE. Suecia, Dinamarca, Noruega, Inglaterra no aceptan el euro. Suiza vive su vida. Muchos alemanes quieren expulsar al Sur. Se ha demostrado en estos años que cada país campa por sus intereses. España -gran deudora- se ha mostrado sumisa y obediente a intereses ajenos. No, no es el camino. Antes hay que profundizar en crear esa identidad política europea. Quizás se consiga, pero reclama generaciones.

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