Opinión

Planchas

Las planchas, esas situaciones en las que, inevitablemente, metemos pa pata, son un peligro que nos amenaza a todos. Anoto algunas en las que es fácil caer, a fin de que los lectores puedan evitarlas: q

Regalarle una bolsa de manzanas a alguien y explicarle, de paso, que en nuestra aldea de tantas como hay se las damos a los cerdos.



Llamar Lucía a una chica al despedirte d eella con un beso cuando en realidad su nombre es Mari.


(La verdad es que no fue una plancha, fue para decir su verdadero nombre y darle otro beso).



Llamar al pan, pan, y al vino, vino y luego decir ’stok’ por almacenamiento, ’Stop’ por ¡alto!, ’Snack’ por cafetería, y así sucesivamente.


Querer arreglar los plomos en casa cuando en realidad han cortado la luz por una avería general.



Para plancha la de aquel que por ser tan devoto le dieron el timo de la estampita.


Decirle a un amigo que su madre está muy bien conservada y resulta que era su mujer.



En un recital de poesías, el rapsoda seleccionó esos versos que dicen: ’Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero que muero porque no muero’. Uno del público exclamó: ’¡La gallina!’. Creyó que se trataba de una adivinanza.


Para terminar digamos que la plancha -hablo de la plancha de planchar- es la cirugía estética de la ropa.



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