Opinión

Vergüenza empresarial

AAbengoa, Indra, Caja Madrid, Pescanova, Caixas, El País, etc. El denominador común de todas estas grandes empresas es que, a pesar de haber sufrido fuertes pérdidas, sus directivos, asesores, consejeros y demás tropa, se han llevado crudo, entre retribuciones, dietas e indemnizaciones, grandes sumas de dinero sin pensar por un momento en si la empresa era viable, tenía que hacer despidos masivos, o había que cerrarla, eso no importa, aquí lo único importante era su dinero, eso es sagrado, lo demás, como el cielo de la película, puede esperar. Además de preparación, estudio y capacidad, lo primero que tiene que tener, por lo que se ve, un consejero o similar que se lleva el dinero de estas empresas deficitarias, con riesgo incluso de desaparición de la propia empresa y de cientos y tal vez miles de puestos de trabajo, es tener un buen estómago. Parece ser que de esto, algunos van sobrados.

Por eso ahora la gente preparada, lejos de montar una industria, negocio, o similar, busca la forma de subirse a la burra del consejo de una gran empresa o de la Administración para asegurarse, al margen de los resultados, una buena retribución. ¿Cómo no va a haber paro, si la pequeña y mediana empresa que es la que los crea, es a la única que se le controla y la que paga impuestos para con ellos tapar los pufos de estas defraudadoras que además se llevan la mayor parte de la financiación existente?

Recientemente ha estallado lo que desde hace tiempo se venía cociendo, el crack de Abengoa. No debiera haber sido necesario contratar a tantos cerebros, la mayor parte de ellos procedentes de las “puertas giratorias” de la Administración, porque ¿cómo no iba a estallar cuando los cálculos de rentabilidad de todos sus proyectos energéticos; el biodiésel, plantas solares, etc. se basaban en un precio del barril del petróleo en torno a los 100 dólares y ahora está sobre los 40 dólares, si no se lo compran a los locos del IS que seguramente lo dan todavía más barato?

Por si esto fuera poco problema, y como si nada hubiera pasado, su consejo de administración, como se puede leer en cualquier periódico, se ha embolsado una media de unos 20 millones de euros por año, mientras la empresa se desangraba. Solamente un consejero, que además va de socialista, se ha llevado a su buchaca en un año, la nada despreciable cantidad de más de 3 millones compatibles, eso sí, con otros consejos y asesorías en otras empresas, mientras a sus miles de trabajadores de jornada intensiva se les escatimaba su salario. Poco tiempo después, viendo la tostada que se aproximaba, este consejero presentaba su dimisión y abandonaba la nave, supongo que después de la correspondiente indemnización, faltaría más. Pero no se lo pierdan, el vicepresidente de la compañía dimite y al poco tiempo ficha por el “fondo-buitre” americano Blackrock que se pone a especular con las acciones de Abengoa inmediateamente. Por si faltaba algo, su presidente dimite, o lo dimiten, pero eso sí, con una indemnización de más de 11 millones de euros. Ya no va más. Aquí no hay Zuckerbergs, ni Bills Gates

Indra, compañía controlada por el Estado, después de grandes pérdidas, se ve obligada al despido de 1.750 empleados solamente en España. Su presidente, además del “afaire” del jet privado, que después va a parar al futbolista del Real Madrid Ronaldo, se va a su casa tranquilamente con 14,5 millones del ala. En fín, para qué seguir, deprimente. Pero. ¿No se hartarán de dinero algún día estos capullos? ¿ No se habrán enterado de que hemos cambiado de moneda y que 14,4 millones de euros son casi 2.500 millones de pesetas? Pero. ¿Qué se van a comprar ahora con 60, 70, 80 años, o piensan hacerse una pirámide como los faraones para llevarse su tesoro al más allá?

Dies irae, dies illa.

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