Opinión

Pequeñas cosas

La eurociudad obnubila. Es un talismán contra cualquier mal. Provoca ceguera en la retina política. Más allá de ella no existe nada, ni la quimera. Chaves es a Verín como Verín a Chaves. Sin supremacías. Con la unidad por delante. Dos identidades y un mismo destino. Dos ‘amantes’ bien avenidos con un deseo común, la entronización para formar un nuevo reinado (con soporte financiero comunitario). Creer o no creer... Esa es la disyuntiva que lanzan los políticos ‘raianos’. Y en una cuestión de fe, a ver quién se atreve a augurar sus beneficios pues, ya se sabe, mueve montañas... La eurociudad eclipsa rancias realidades: años perdidos, como si fuesen días, en la apuesta por los recursos propios. Verín carece de balnearios, pero se resigna con ofertas de las termas de Chaves a precios de ‘ganga’ para los verinenses. Y los agüistas foráneos que conserva la villa (es casi un milagro) a la buena de Dios... Son turistas atraídos por el sello termal de Verín, pero dicen morirse de aburrimiento. Son invisibles, no existe ni un programa de actividades para ellos... La prosperidad y el éxito se tejen con pequeñas cosas más que con proyectos faraónicos...


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