Opinión

Pequeñas cosas...

El auténtico juego no es ganar o perder sino el placer de estar jugando. Pero en política el placer suele estar en la victoria, que siempre acaba construyendo el pedestal de los poderosos. La oratoria empalagosa para conquistar el voto de los ciudadanos en las elecciones se transforma, una vez formados los gobiernos, en hueca y evasiva. Los electores caen en el olvido. Los gobernantes planifican los proyectos de sus sueños sin asomar demasiado la nariz a la calle, mientras los grupos de la oposición acaban debilitados, gastando energía en la lucha contra el muro que levantan las mayorías, gobierne quien gobierne. A los ciudadanos apenas se les consulta y éstos tampoco encuentran fórmulas o cauces para hacer llegar sus propuestas a los políticos.


Y así van rodando los destinos de los pueblos... La iniciativa del PSOE de Verín de sustituir el sillón por el oído y la firma supone reafirmar el concepto de que la política debe ser un instrumento para servir a la sociedad y no a la inversa... Y no cabe duda que la grandeza realmente está en las pequeñas cosas, que casi siempre suelen ser las que más preocupan a los ciudadanos...



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