Opinión

Sensibilidades para las imágenes

A veces una tiene la sensación de que el mundo ha decidido cambiar de dirección sin tener la delicadeza de enviar un aviso. Así que es difícil discernir si las cosas se hacen al revés o si es que en esa nueva era del cambio deben ser así. La mejor respuesta sería la segunda, porque en el otro supuesto, el de hacer las cosas al revés o mal, depende de cómo se quiera ser de severo, cabe preguntarse si se trata de mera ignorancia (aunque, recordemos que el código penal no exime de las penas por desconocimiento de la ley), o de una muy mala leche (este caso nos desviaría a una tercera cuestión que deberá abordar cómo de contundente debe de ser la respuesta).


Vayamos a lo concreto, y en este caso no se trata de hablar de políticos y políticas, de sus decisiones unilaterales con radio de acción en toda la sociedad; de sus, acertadas o no, misivas con sello oficial; de sus errores pagados con dinero público; de su incapacidad y escasa tolerancia para aceptar críticas sobre su gestión; o de su equivocada percepción sobre poder castigar. No, hoy no les toca a esos servidores de la sociedad.


En el mundo de la imagen que nos ha tocado vivir, no sólo es importante el mensaje, sino también el papel que envuelve el mensaje, y la sensibilidad debe estar en ambos momentos: en el de creación del producto y en el de su envoltorio. Por eso, miro y remiro el anuncio de una pasarela benéfica en favor de la integración de los emigrantes ilustrado con una fotografía de tres mujeres y un hombre ¿Una llamada a la integración debe hacerse a través de una fotografía con modelos medio desnudos y realizada con aires de pasarela internacional? Cuidado, con las intenciones. No es extraño que no hubiese recaudación. En ocasiones una tiene la sensación de que hemos perdido la capacidad de saber, como los absorvidos por una avalancha de nieve, dónde está el norte. Deberíamos aprender de nuevo a orientarnos.


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