Opinión

La preocupación

En el año 2007 el director de cine Jaime Rosales hizo una película preciosa que se titula "La Soledad". Supongo que la soledad es un tema moderno. Otro es la preocupación. Una de las maldades que nos han traido los móviles con tantas bondades, es la de la preocupación. Una que casi roza lo patológico.


Cuando yo era adolescente ni había teléfonos. En realidad ni siquiera había fijos, salvo en las empresas u oficinas. Los de a pie no teníamos teléfono. Los teléfonos eran raros, excepto en las casas de los ricos. Siendo estudiante en la Complutense, recuerdo vivir en un apartamento con un amigo, Farruco, y una vez a la semana bajábamos ambos a la Plaza de Quevedo a las nueve de la noche a la cabina, para llamar cada uno a su casa. Llamábamos a nuestros padres un día a la semana y el resto de la semana ellos no se preocupaban por nosotros. Y eso que era el 79, nos manifestábamos contra la LAU y Madrid era diariamente una hoguera en guerra entre policías y estudiantes.
Últimamente la cosa se ha convertido en un problema mental. Si no localizas a alguien en cinco minutos te pones histérico y puede que acabes llamando a la policía. Y más si se trata de tus hijos. Supongo que la policía tiene su propio departamento para estas llamadas que serán constantes e insufribles:
–No se preocupe, señor, nos ponemos a ello.
Y ni caso. Lógico. La policía aplicará el procedimiento de siempre: hasta que no han pasado 36 horas no se da a nadie por desaparecido y punto.


Hoy si no estás localizado es que no existes. Si no contestas al teléfono, a los mensajes o a los wasaps es que no eres nadie o estás muerto. Ayer por ejemplo me llamó mi madre varias veces. Como no estaba en casa y no contesté al móvil, llamó a una prima mía que vive en mi ciudad. Como ella tampoco le dio una respuesta coherente llamó a mis hermanos que viven en otras ciudades y por supuesto no podían darle ninguna información. Si hubiera podido mi madre hubiera enviado a la policía a mi casa. Pero yo solo estaba fuera y me había dejado el móvil dentro. Nada más. Toda esta escena se desarrolló en menos de dos horas. La verdad es que me hubiera encantado encontrarme a los del CSI entrando en casa por la ventana y charlar un rato con Grissom, pero no pudo ser. Lástima.


La preocupación, como dije también es un tema moderno. Supongo que mi hermana, filósofa, podría arrojar alguna luz sobre esto. Yo no. Nos preocupamos porque no localizamos a alguien según parece, pero en realidad no nos preocupamos por eso, sino porque le pueda pasar algo a ese alguien, algo que no sabemos lo que es.


Y ese es el gran hallazgo de las compañías de comunicación y fabricantes de móviles: hacer que nos preocupemos con antelación... por nada.

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