Hace un tiempo, un equipo de Primera Regional se presentó a un partido con sólo once jugadores disponibles. Cuando se estaban vistiendo en la caseta, uno de los futbolistas se enfundó la camiseta con el número 15. Cuando los compañeros le preguntaron si se le había atravesado el vino de la comida porque andaban justos de efectivos, el rapaz respondió: "Es que estoy tan acostumbrado a chupar banquillo que pensé que incluso hoy iba a ser suplente". Así está la política gallega. Todas las formaciones predican que hay banquillo pero nadie quiere salir a jugar o casi nadie se siente titular.
En el PP gallego puede acabar saltando al campo electoral un candidato que alimentó durante meses la incertidumbre sobre su continuidad en el equipo como el futbolista que reclama una mejora de contrato o el reconocimiento de su afición. La apuesta ahora es que la figura de la plantilla anunciará este fin de semana la renovación para alivio de una formación que no encontraba recambio fiable para afrontar el reto de ganar por goleada si quiere seguir gobernando. A Feijóo se lo están poniendo más fácil los rivales que el juego desarrollado durante dos legislaturas. La oposición predica que hay tiempo para confirmar la alineación, pero cada día que pasa son horas desperdiciadas para consolidar una apuesta sólida.
En la Marea tendrán que volver a sacar en procesión al 'milagreiro' Beiras acompañando al cabeza de lista para reeditar los resultados de las generales. Los posibles candidatos aún siguen eligiendo la camiseta con el número 15. El BNG tendrá que votar en asamblea, pero es más que probable que Ana Pontón, la nueva portavoz nacional, asuma el brete para al menos no perder representación en O Hórreo. La situación de los socialistas gallegos es rocambolesca. Con los efectivos contados tras la dimisión de Gómez Besteiro por las imputaciones judiciales, el verbo que más se conjuga es descartar. José Blanco se descarta, como Francisco Caamaño, Carmela Silva, Pilar Cancela, Valentín González Formoso... Al resto de futuribles quizá los descarten la militancia. Ya ironizó Darío Campos, presidente de la Diputación de Lugo, con que quizá acaben echándolo a suertes. Pachi Vázquez no se descartaría.
