Opinión

Lenguaje en diferido

La habilidad de los políticos para el lenguaje paralelo con el que evitar llamar a las cosas por su nombre, se ha vuelto sofisticadísima. El último en rizar el rizo fue el ministro de Exteriores, García-Margallo, a quien el golpe de estado en Egipto le parece una (evidente) interrupción del mandato de un presidente elegido. Y se quedó tan tranquilo.

En los asuntos de corrupción y asuntos judiciales varios que afectan a políticos, es donde aplican el más difícil todavía, con tal de no mentar la bicha, llámese ésta como se llame. Rajoy, mismamente, se ha impuesto obviar el nombre de Bárcenas, a costa de lo que sea, incluso el ridículo.

Luego están las definiciones del asegún, o sea la corrupción es tal dependiendo de si afecta a políticos y siglas ajenas o propias; cuando la mierda está en las propias filas, aunque sea hasta el cuello, es una causa general de los jueces contra ese partido. Esa es la calificación que merece a Rubalcaba y los más destacados integrantes de su staf, que repiten como loros las consignas del líder, el escandalazo de los ERE de Andalucía. Como si las peculiaridades de la juez Alaya, que las tiene, pudiesen tapar un robo de dinero público sin parangón en la democracia española.

Exactamente idéntica a la que el PP aplica en relación con el caso Gürtell, de Cospedal hacia abajo (Rajoy calla), aunque hablando de versiones artificiales de hechos reales, la palma se la lleva la secretaria general y presidenta de Castilla-La Mancha con aquello del pago en diferido... ya saben, para evitar admitir que sabían que Bárcenas era un corrupto y presunto delincuente, pero al que siguieron pagando, defendiendo y dando amparo, con el único objetivo de tenerlo contento y evitar que hablase.

Todo esto recuerda al chiste atribuido a los gabachos que llaman fenêtres a las ventanas, sabiendo perfectamente que son ventanas. El problema es que esto pasa de chiste y con la experiencia acumulada, en tanto los partidos no entonen el mea culpa y pongan el sistema de su financiación negro sobre blanco, no avanzaremos ni un centímetro contra la corrupción.

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