ENTREVISTA

“El Papa Francisco huele a oveja, conoce al pueblo y sabe de sus problemas"

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photo_camera El franciscano José Rodríguez Carballo, en Allariz.

El Monasterio de Santa Clara de Allariz albergóuna interesante jornada sobre patrimonio cultural y espiritualidad entre cuyos ponentes se encontraba José Rodríguez Carballo, arzobispo de Belcastro

Como cada verano, fray Carballo viaja desde el Vaticano para descansar y disfrutar de la compañía de los suyos, en la casa familiar de Lodoselo.

Usted no perdona un verano en la provincia, ¿no?
Hay que venir de vez en cuando a la tierra para regar las raíces. Un árbol con raíces sanas, goza de buena salud. Un árbol sin raíces no tiene ni presente ni futuro. Yo vengo muy gustoso al pueblo donde nací y a encontrarme con mi familia. Son días de descanso, aunque también haya ocupaciones como estas jornadas en Allariz a las que estoy muy agradecido de que me hayan invitado.

Cerró usted las jornadas con un tema complejo, sobre todo en estos tiempos, como es la vida contemplativa.
Ciertamente. En este momento hay cerca de 45.000 mujeres en vida de clausura. Una gota de agua en el océano, pero en la cultura actual que no favorece francamente hacer un voto de obediencia, de pobreza, de castidad, es un número considerable.

¿Por qué cree que ocurre esto?

Entre otras cosas porque está muy diluido el sentido de la transcendencia. Dios ya no estorba, eso era el ateísmo cuando se negaba y hacia falta poner en marcha una reflexión.Hoy el problema es queDios no cuenta, es decir la indiferencia. Ya ni nos esforzamos en pensar argumentos para contradecir a aquellos que creen en Dios.

¿Qué papel debe jugar la Iglesia para revertir esta situación?
Estamos viviendo un momento de crisis, pero crisis en el sentido etimológico de la palabra que se refiere a un momento en el cual es necesario tomar decisiones. A nosotros nos corresponde, con nuestras decisiones, hacer que este tiempo de crisis sea un tiempo de vida o muerte. Se nos invita a trabajar en profundidad y hay que ir a los valores que permanecen como la familia, el respeto al semejante y al otro, al que es diverso, la tolerancia y el diálogo, la fraternidad que va más allá de la amistad; y, sintetizando todo un poco todo, el valor del amor que es quien dinamiza todo. Para ello, el papa Francisco habla de la conversión pastoral que comporta un cambio en el lenguaje e ir a lo esencial. Intentar dar respuesta al hombre y mujer de hoy, a los problemas actuales. A veces damos respuestas a preguntas que nadie se hace y claro, estamos desconectados.

¿Este Papa lo está cambiando todo?

Yo creo que lo hace cambiar el pueblo. Este es un papa que huele a oveja, usando la imagen de buen pastor, que conoce el pueblo porque viene de él y sabe de sus problemas. De ahí que ha querido en el seno de la familia, sin cambiar la doctrina, acercarse a la gente que está separada,a gente con tendencias sexuales que la Iglesia siempre ha respetado pero al mismo tiempo considera que no son las propias en cuanto a hombre y mujer. El papa ha dicho "¿quién soy yo para juzgar?".

¿Cómo es el papa Francisco en las distancias cortas?
Es es la pregunta del millón. Yo diría que es como se presenta y con esto quiero decir mucho. El papa no hace teatro, como le critican muchos, es lo que es. Una persona libre, muy sencilla, que escucha y que posee una memoria prodigiosa. Un hombre que tiene una pasión por los pobres, por los enfermos, por los niños; tres grupos de riesgo en esta sociedad de la exclusión, del rechazo, del descarte. Es un hombre de una fe muy sencilla y muy profun- da. Para mi, es el rostro materno de la iglesia

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