HISTORIA

Coptos, los últimos descendientes de los faraones

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La comunidad cristiana copta reúne a los últimos elementos que entroncan el Egipto moderno, islámico, con el antiguo, faraónico. Su propio nombre ya supone una declaración: copto significa egipcio.

Los coptos se llaman a sí mismos Kemeni, que retrotrae al origen de su país, Egipto, que en la época faraónica se denominaba Kemet, La Tierra Negra, la fértil, frente al Desert, la Tierra Roja. Ambos colores figuran en la bandera del actual Egipto, nombre sin embargo de origen griego. Los helenos llegaron pronto al país de las pirámides y está documentado que hacia el años 800 antes de Cristo ya había colonias asentadas. Una de ellas estaba en la ciudad de Menfis (en egipcio Men-Nefert, La Belleza Permanente), la antigua capital. En dicha urbe se encontraba el principal templo dedicado al Dios Ptah, uno de los principales del panteón, denominado Hat-Ka-Ptah (El Templo de la Fuerza Vital de Ptah), que los griegos tradujeron por Aekaepta, o Egipto, y que extendieron a todo el país.

Los egipcios fueron fieles a su religión durante unos 3.000 años al menos. En el siglo I comenzaron las primeras comunidades cristianas de Egipto, que los griegos llamaban Aegcoptos y de ahí la palabra que permaneció para los cristianos del país, los coptos. Pronto crecieron y se convirtieron en puntales de la nueva religión. No puede extrañar porque los principios del cristianismo eran bien conocidos para los egipcios: como en la religión faraónica había una Diosa Virgen que había engendrado al redentor, y todo fue cambiar a Isis por María y a Horus por Jesús. La iconografía de la Diosa Isis la Virgen con el niño lo dice casi todo. Además había una trinidad, Isis-Osiris-Horus, reemplazada por la cristiana, y los dioses menores se convirtieron en santos. Ra asumió el papel que siempre tuvo de Dios principal e incluso único cuando tenía la forma de Atón. También Cristo prometía otra vida para todos, con premios y castigos y un juicio del alma, como Amón-Ra para sus creyentes, y sin necesidad de momificación. No es casualidad casi nada, como tampoco que la palabra Amén procede de Amón y que las procesiones de los dioses fueron adaptadas por los cristianos para pasear sus propias imágenes, lo que chocaba frontalmente con el judaísmo pero era muy adecuado para la mentalidad egipcia.

Los coptos pronto se separaron del tronco principal del cristianismo como primera gran herejía triunfante, el  monosifismo teológico que no reconoce la doble naturaleza de Jesús como Dios y hombre. Para los coptos, que aunque están cerca de los ortodoxos conforman una Iglesia propia por ello, Jesús sólo tiene naturaleza divina aunque tenga un lado humano.

Los coptos mantuvieron su propia liturgia incluso cuando el Islam llegó a Egipto. Aunque el número se mantiene a la baja, se estima que todavía ahora algo menos del 10 por ciento de los actuales pobladores del país del Nilo serían cristianos, quienes como descendientes directos de la civilización de los grandes reyes han conseguido preservar el idioma de los faraones como una forma evolucionada con escritura griega. Aunque el copto ha desaparecido como lengua hablada, se mantiene en las ceremonias religiosas y fue clave para que Champollion pudieran adentrarse en el conocimiento de las palabras que 3.000 años antes habían empleado  Hatsepshut o Ramsés. Un día, ya con la copia de la piedra Rossetta, se dio cuenta que en copto se llama Ré al sol. Ahí comenzó casi todo para la egiptología…

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