Las seis tumbas más buscadas

CLEOPATRA. Es quizá la más famosa reina de Egipto y la búsqueda más antigua. Se sabe que fue sepultada en el año -30 con Marco Antonio en una tumba vinculada a la Diosa Isis cerca de Alejandría. La arqueóloga Kathleen Martínez ha hallado evidencias de un templo de Isis en torno a Taposiris Magna, además de monedas y otros restos. Lleva 14 años excavando y parece cada vez más cerca el descubrimiento. Para Egipto supondría un filón para fomentar el turismo romántico, los auténticos Romeo y Julieta, juntos para la eternidad.

ALEJANDRO. Su tumba fue pública durante 600 años, pero desapareció y nadie sabe qué fue de ella. Alejandro Magno murió en 323 antes de Cristo en Babilonia cuando iba a cumplir 33 años, y su cuerpo fue transportado hacia Grecia para su enterramiento en una cripta real en Macedonia. Como es conocido, uno de sus generales, Ptolomeo, se dio cuenta del poder del cuerpo del rey y lo secuestró y se lo llevó a Egipto, donde él mismo se proclamó monarca, formando así la última Dinastía, cuyo último faraón sería Cleopatra. Más tarde se instaló el resto en un edificio en Alejandría, la Soma, que fue visitado entre otros por Julio César  y Octavio Augusto. Hacia finales del siglo III desapareció, quizá en un terremoto. O más tarde en disturbios de los cristianos. Una teoría moderna apunta a que los restos fueron llevados en el siglo IX a Venecia y no serían sino los que hoy se veneran en la catedral de San Marcos.

GENGHIS KHAN. El gran conquistador de Asia falleció a los 65 en el siglo XIII cuando trataba de hacerse con China. Su cuerpo fue llevado a Mongolia y sepultado en un lugar sagrado y secreto con 40 caballos y otras tantas mujeres. Los trabajadores fueron asesinados y también los soldados que liquidaron a los obreros para que nadie conociera el emplazamiento. Desde hace años hay una expedición sobre el terreno que dice haber localizado el lugar. Sin embargo, el Gobierno mongol no parece tener ningún interés en recuperar los restos de su antepasado.

CHIN SHIGUANDI. Otro caso similar. El creador de China, a la que dio su propio nombre, falleció en el siglo segundo antes de Cristo tras unificar a fuego y acero los siete reinos. Su tumba parece localizada en un enorme túmulo en cuyas proximidades se halló el famoso ejército de terracota de Xián. Se cree que en su interior hay un río de mercurio en cuyo centro estaría la sepultura. Pero el Gobierno chino ha dado y da largas a la posible apertura de la tumba. El respeto a los antepasados parece pesar.

ATILA. El rey de los hunos –que no era en absoluto un bárbaro, sabía filosofía y hablaba latín- fue una estrella fugaz. Unificó a las tribus que llegaron desde Asia, presionando a los godos, que así entraron en el Imperio Romano, provocando su rápida caída. Sin embargo, en el siglo V fue posible una alianza de pueblos germanos con Roma para derrotar a Atila, quien poco después fallecía en su noche de bodas con su enésima esposa. También se tomaron medidas extremas para evitar el hallazgo de la tumba. Al parecer, fue desviado un río y enterrado en su lecho, y después recuperado el cauce. Los que trabajaron en la sepultura eran voluntarios que pactaron morir con su rey. Expediciones creen haber hallado en Bulgaria o Hungría el lugar del sueño eterno del “Látigo de Dios”, como fue llamado por los cristianos, convencidos de que el Señor lo había enviado para expiar los pecados…

DRÁCULA. Vlad Draculea, el terrible empalador del siglo XV, príncipe de Valaquia y Señor de Transilvania, murió a parecer en una emboscada de los turcos y su cabeza clavada en una pica en Constantinopla. O no. Drácula había preparado su tumba en la isla del lago Snagov, pero al abrirla sólo se halló un sello de los Dracul y restos de un perro. Quizá su sepultura fue abierta antes. Otra teoría dice que su cuerpo fue trasladado por su hija a una iglesia en Nápoles, donde habría una especie de jeroglífico para señalar el emplazamiento del señor de la oscuridad…