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Hemeroteca: "El Instituto forense de Verín, pionero en la búsqueda de indicios de crimen en cadáveres"

Fernando Serrulla Rech, en su laboratorio. (Foto: Archivo)

La Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal en Galicia, ubicada en Verín, acaba de incorporar una técnica para esqueletizar cadáveres en avanzado estado de putrefacción que consiste en la cocción en agua del cuerpo, con temperaturas que oscilan entre los 95 y 105 grados. 

Esqueletización cadavérica. Así se llama una técnica que acaba de incorporar la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal en Galicia, ubicada en Verín, para reducir a huesos cuerpos en estado avanzado de putrefacción con el fin de determinar con mayor exactitud las causas de la muerte y certificar si hay indicios de criminalidad.

Esta tecnología consiste en la cocción en agua del cadáver en una cámara o máquina especial con temperaturas que oscilan enbtre los 95 y 105 grados centígrados. Se trata de un proceso lento que exige una cuidadosa vigilancia. El responsable de la Unidad, el forense de Verín Fernando Serrulla Recha, explica que ‘es un trabajo sucio, que lleva horas, muy controlado pues pues hay que estar pendiente de la temperatura, hacerlo con mucho cuidado para que el agua no hierva y no se estropeen los huesos y, por tanto, no se dañe el ADN. Exige mucha dedicación’.

Aplicación

Valora que ‘es una técnica que existe pero que no se aplica en ningún Instituto de Medicina Legal de España, aunque sí en Estados Unidos y otros países’ y detalla que ‘la gran ventaja de reducir a huesos es que permite ver lesiones que no se observan si hay partes blandas fundamentales para casos de investigación criminal’. Argumenta que hace un par de años no pudo esqueletizar una pierna amputada que apreció en un vertedero, por falta de esta tecnología, con el fin de conocer si era criminal o quirúrgica. ‘Viendo el hueso ya se sabe si es un caso criminal o no y esta es la trascendencia de esta tecnología que, ahora, ya dispongo’.

De hecho, de los cuatro primeros casos de este año que abordó la Unidad de Antropología, la esqueletización cadavérica ya fue aplicada en el primero de ellos, el de el cuerpo de una mujer que apareció en avanzado de descomposición en Ferrol atrapado en las redes de un barco, debido a un homicidio de violencia de género.

‘Aunque una persona detenida reconozca que mató a alguien, tenemos que demostrar la existencia de lesiones y deducir los instrumentos lesivos que luego servirán de prueba en un juicio, de ahí la importancia de emplear técnicas como la esqueletización’, apuntó.


La ventaja es que una vez reducido a huesos el cuerpo permite apreciar lesiones que no se observan cuando mantiene las partes blandas con el fin de determinar las causas de la muerte y si es un caso criminal


Pero no siempre es necesario esqueletizar. En el caso de la brasileña María Socorro Dasilva, asesinada y arrojada al río Avia, con cuyo cadáver la Unidad de Antropología practicó un estudio criminalístico complementario a la autopsia, ‘no fue necesario aplicar la técnica porque no había un estado avanzado de putrefacción’, expone Serrulla.

La máquina que la Unidad utiliza para la esqueletización fue diseñada por el propio forense de Verín. ‘La han construido bajo mis directrices, con termostato para regular la temperatura y un temporizador para marcar un tiempo. Este proceso controlado permite liberar las partes blandas de los huesos sin destruir el ADN’. Además, añadió, no genera olores ni molestias y está ubicada en un almacén del hospital de Verín, apostilló. La financiación la asumió la Consellería de Xustiza con cerca de 12.000 euros.

El origen geográfico de los cuerpos


La Unidad de Antropología Forense de Verín también comienza a aplicar, en este caso en colaboración con la Universidad de Santiago, concretamente con ayuda del catedrático de Medicina Legal Ángel Carracedo, técnicas para conocer el origen geográfico genético de los cadáveres. ‘Se podá saber si gallego, africano, asiático... El análisis se hará en el laboratorio de la Universidad. De hecho, vamos a remitir un molar de un cuerpo carbonizado en un incendio en Lugo del que no se consiguió averiguar su identidad’, expone Fernando Serrulla Rech. El forense señala que ‘las poblaciones comparten una pequeña parte de los genes y Carracedo tiene una base muy amplia de ellos relativa a Galicia’. Detalló que determinar el origen geográfico genético ‘se realiza en casos particularmente difíciles de identificación, cuando no tenemos un ADN con el comparar el de la víctima ni hay una denuncia por desaparición’. Y aclaró que para realizar esta prueba vale cualquier elemento biológico.

En 2008 triplicó el número de casos

La Unidad de Antropología Forense, que comenzó a funcionar en el 2006, triplicó el número de casos el año pasado con respecto al 2007, concretamente abordó 12 de toda Galicia. De ellos, dos fueron ourensanos, el estudio de huesos aparecido en un vertedero de Luintra y del cuerpo de un vecino de A Bola calcinado en un incendio. ‘El número no es tan importante sino las horas de trabajo que lleva cada uno de ellos. La media está en unas 20 pero la reconstrucción facial que realizamos de los primeros pobladores de A Coruña llevó más de 800’, comenta Fernando Serrulla Rech. En el primer trimestre lleva cuatro: un caso de violencia de género (el cadáver de una mujer en Ferrol con el que comenzó a aplicar la esqueletización cadavérica); el de un cuerpo carbonizado de Vilalba (Lugo); el estudio de un esqueleto y el caso de la joven brasileña María do Socorro da Silva cuyo cuerpo se arrojó al Avia. ‘La Antropología forense es fundamental para la identificación humana y para conocer causas de la muerte’.



 

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