El estado del cauce, que ya sufrió otros vertidos, alarmó a los vecinos de pueblos de Laza y Verín
De nuevo, las obras de la alta velocidad ferroviaria en el municipio han afectado al agua cristalina del río Támega cerca de su cabecera y todavía seguía en esas condiciones a la altura de Retorta (Laza), donde ayer discurría alarmantemente turbio, debido precisamente, según vecinos de la zona, a las obras del AVE. El agua transportaba, a través de un muy escaso caudal, numerosos sedimentos de arenas que daban un aspecto caldoso y blanquecino al cauce, desagradable para el baño y la pesca, y posiblemente contaminante.
Vecinos de Retorta, de Laza, Matamá, Arcucelos, incluso de Tintores y Vilela (estos dos últimos municipios pertenecientes a Verín) advirtieron la contaminación del río, sin que se haya podido comprobar el alcance de la misma ni su afección a la fauna del cauce, aunque pescadores, a título individual, ya han mostrado su protesta por la situación, que no es nueva.
Porque las obras del AVE ya han dañado en otras ocasiones el río, debido a los restos de las excavaciones, que van a parar a los arroyos de los que se nutre el Támega -Abelleira, Serradiña, Folgueira y Freandeses- y de ahí siguen por todo el trazado del río.
Hace algo más de un año, el alcance de esos vertidos de tierra y arena obligó ya a advertir a las empresas constructoras de la línea de alta velocidad de que deben garantizar la salubridad de las aguas del Támega, y así se lo exigió la Confederación Hidrográfica del Duero, responsable de la cuenca de la comarca de Monterrei.
Eso ocurría en febrero de 2013 pero en octubre del mismo año un nuevo vertido de aguas residuales procedentes de la perforación del túnel de O Corno obligó a Adif a pedir autorización a la Hidrográfica para liberar las aguas residuales, en total 400 metros cúbicos, que en un principio fueron a parar al arroyo conocido como Os Portos, en Laza, y después al Támega. Ese Concello pedirá explicaciones ahora por la situación del río.
