IMáGENES DEL AYER

Dos antiguas postales religiosas y una espectacular vista de la ciudad

Monasterio de Santo Estevo
photo_camera Monasterio de Santo Estevo

La Región entrega desde mañana y hasta el domingo, totalmente gratis, tres nuevas láminas con antiguas fotografías

Desconozco si por subir estas escaleras se consigue algún tipo de indulgencia, no lo creo, sin embargo en su presencia es fácil recordar efemérides imprescindibles de nuestra Auria.

La que hoy es Santa María Madre ocupa el espacio de dos elementos fundamentales del Ourense antiguo, la primitiva Catedral de Santa María (de la que aún se conservan en la actual fachada dos de las primitivas columnas), y la torre Beati Martini, aquella que junto a la de los Brancos estaba llamada a servir de defensa de la ciudad.

A su lado, un espacio polifacético, la bella plaza de la Magdalena, que lo mismo servía de lugar de enterramiento de los primeros habitantes, como de mercado de la fruta. Ah no puedo olvidarme del crucero, el mismo que le dio nombre a la Alameda que está al otro lado de la ciudad y que fue testigo de la barbarie que incluso los "justos" pueden promover (a sus pies se dejaban los restos descuartizados de los condenados por la justicia. De aquellas se le llamaba Cruz de terminó, que apropiado, ¿no?

El palacio episcopal, hoy anhelado Museo Arqueológico, es la más antigua construcción del centro urbano. Dicen los entendidos que junto a las Burgas y la iglesia de la Trinidad formaban el triángulo que dio origen a la ciudad.

Del otro lado, en las columnas de los soportales, tenemos marcas visibles de las protestas por la paralización de las obras del ferrocarril, que desgraciadamente segaron la vida de un joven ourensano (varias marcas de los disparos hechos por la fuerza pública que impedía el asalto a la armería de doña Protasia Calvo, se distinguen perfectamente en la primera columna).

Y unas cuantas anécdotas más que tienen estas escaleras como escenario, entre las que no quiero olvidar el recuperado Desplante, ese que protagonizan las autoridades locales y el obispo de la diócesis: el Concello había negado su ayuda económica para reparar esta escalinata, siendo el Obispado quien corrió con todos los gastos; por ese motivo, al llegar la procesión del Domingo de Resurrección a la escalera, el obispo les recuerda que no pueden pisar lo que no han querido pagar, de manera que la corporación no puede acompañar en el final de su recorrido a la Virgen.

Un recuerdo para el bueno de Danielito, quien con resignación las veía a diario, sin poder subirlas. Danielito era un ourensano al que la fortuna lo había privado de sus piernas, y aunque él lo lleva con toda la dignidad posible, sufría tremendas limitaciones, era un habitual de estas escaleras.

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