CONGRESO ETNOGRÁFICO

Los expertos creen en el futuro del oficio histórico de afilador

El quinto congreso de Patrimonio Etnográfico, que llega mañana a su fin, apuntó que en Francia hay jóvenes que están recuperando la profesión

Trives, Arboiro y Niñodaguia fueron ayer los tres ejes sobre los se fueron desplazando los participantes en el quinto Congreso de Patrimonio Etnográfico, que organiza la Facultad de Ciencias de la Educación del Campus de Ourense.

La jornada comenzó con la conferencia de Perrine Bertrand, que acudió en sustitución de su padre, Bernard, quien a última hora no pudo asistir al encuentro. Tras leer el discurso elaborado por su padre, estudioso de los afiladores franceses, proyectó un documental en el que ofrece su testimonio una mujer afiladora que llevaba a cabo su labor por las calles de París.


Desde Francia

Perrine Bertrand se mostró optimista con respecto al futuro del oficio de afiladores. "Siempre se necesitarán cuchillos bien afilados, aunque está claro que el oficio tiene que evolucionar con la sociedad y buscar nuevas herramientas, pero sigue siendo muy útil e importante".

Bertrand aseguró que "actualmente compramos y tiramos, pero no podemos seguir así. El afilador tiene futuro siempre que se adapte a los nuevos tiempos. En Francia hay muy poco, pero es cierto, que hay jóvenes que se están incorporando a este trabajo. Existen escuelas de formación que imparten este oficio, y aunque todavía son pocos, lo cierto es que los que salen de ahí pueden vivir de este trabajo. Así que está claro que no es algo del pasado sino también de futuro. Por eso son importantes este tipo de jornadas".

Respecto a los posibles paralelismos entre los afiladores de Francia y los de Ourense, Perrine Bertrand marcó algunos: "Se dieron sobre todo en zonas pobres y campesinas. Eran los maridos los que se iban de afiladores, hojalateros o cosas similares, para poder tener más ingresos. Mientras, las mujeres se quedaban en la casa con los niños y las fincas. Hay muchas similitudes".

Tras la intervención de la experta francesa, los asistentes al congreso de patrimonio se trasladaron hasta Arboiro, en San Xoan de Río, donde les recibió una gran y grata sorpresa. Florencio de Arboiro llenó el pueblo de ruedas de afilar y sacó algunas fuera de las paredes del Museo. Los congresistas no sólo pudieron disfrutar con la observación de estas piezas, sino también con las explicaciones y la historia que los afiladores presentes les fueron narrando. "Indescriptible", fue el adjetivo que Xosé Manuel Cid empleó para describir la jornada. Para tomar fuerzas antes de proseguir, una comida de lo más etnográfica, con productos elaborados en el horno especial.

Niñodaguia fue la última parada, teniendo que prescindir de Castro Caldelas. Allí fue el momento de disfrutar con la cerámica y de reivindicar "unha escola de alfarería, que ademáis é un oficio rentable", según Cid.

Mañana, último día del Congreso, tocará hablar del lenguaje de los afiladores.

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