ENTREVISTA

“La meningitis no infecta al que quiere, sino al que puede"

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photo_camera Antonio Salas Ellacuriaga, en la Facultad de Medicina de Santiago.

Un estudio dirigido por los ourensanos Antonio Salas, doctor en Medicina y Cirugía, y Federico Martinón, jefe de Pediatría Clínica, Infectológica y Traslacional del Hospital Clínico Universitario de Santiago, muestra que hay niños genéticamente resistentes a la enfermedad meningocócica, la meningitis más temida.

La investigación la han dirigido desde Santiago,"pero el reclutamiento de muestras ha sido internacional, con participación de varios países europeos y de nuestro nodo colaborador de genómica en Singapore", indicó Salas. 

¿Qué es la meningitis?

Es una inflamación de las meninges, que son las membranas que envuelven el cerebro y la médula espinal. En la mayoría de los casos se trata de una infección aguda causada por una amplia variedad de virus y bacterias. Generalmente, son víricas, pero las más graves y con mayores riesgos son las bacterianas.

¿En qué se centró el estudio?

Consistió en un genotipado masivo del genoma humano; es decir, un análisis a nivel de todo el ADN que posee un individuo. Técnicamente se conoce como GWAS (del inglés genome-wide association study). En particular, hemos analizado 7.800 pacientes con la enfermedad meningocócica e individuos sanos. 

¿Con qué herramientas?

En este trabajo se ha empleado la metodología estadística del meta-análisis, un procedimiento que permite aunar el esfuerzo de genotipado de varios estudios GWAS para descubrir las variantes genéticas de riesgo que pudieran explicar la enfermedad. Usando métodos computacionales junto con el uso de grandes reservorios de datos genéticos conseguimos inspeccionar más de 5,4 millones de variantes genéticas en estos individuos. Estas variantes son localizaciones concretas del ADN de los individuos que podrían explicar una respuesta diferencial ante la infección meningocócica. 

¿Qué conclusiones extrajeron?

Conseguimos detectar agrupamientos de variantes genéticas, localizadas en una zona concreta del ADN, en donde además están localizados varios genes. Esta región del genoma humano se conoce como la región del factor H del complemento (Complement Factor H o CFH). Los resultados apuntan a que el factor del complemento está asociada con la susceptibilidad del huésped a padecer la enfermedad meningocócica.

¿Qué son esas tres variantes genéticas ?

El factor del complemento es unos de los componentes fundamentales de la respuesta inmunitaria defensiva antes un agente hostil como puede ser el meningococo. El complemento lo conforma un conjunto de proteínas plasmáticas implicadas en distintas cascadas bioquímicas. El factor H (FH) es una proteína plasmática codificada por un gen localizado en el cromosoma 1 y es clave en el control del complemento. La Neisseria meningitidis, la bacteria responsable de la enfermedad meningocócica, esquiva el complemento por medio de un mecanismo que consiste en unirse a través de una proteína del meningococo (FH binding protein), al CFH del huésped. Nuestros datos indican que la variación genética en el huésped en estos reguladores de la activación del complementa juega un papel determinante en la enfermedad invasiva versus la colonización asintomática por el patógeno. 

¿Qué significa eso?

El CFH es por lo tanto un blanco ideal para patógenos que quieren aumentar su virulencia en el huésped. Nuestro estudio muestra como hasta un 14% de los niños llevan en ese gen una variante protectora que hace que sea un 60% menos probable que tengan esta enfermedad que el resto de los niños que no son portadores de la variante.

¿Por qué la meningitis puede provocar la muerte?

Se trata de una infección muy grave, con una alta morbimortalidad, de tal modo que aproximadamente un 10% fallece y de los que sobreviven, hasta un tercio lo hace con secuelas graves. Estas cifras se mantienen estables a pesar de los avances en el diagnóstico precoz y en el tratamiento. El objetivo principal de nuestros estudios es investigar porqué muchos niños son portadores asintomáticos de la bacteria, no les sucede absolutamente nada, mientras que otros desarrollan una enfermedad que puede llegar a producir secuelas muy graves, como amputaciones de extremidades, o incluso la muerte del paciente. Nuestra hipótesis de trabajo es que el huésped tiene una configuración genómica, un ADN, que de alguna manera facilita la tarea invasiva de la bacteria y el desarrollo de la enfermedad.

¿Cuáles son los síntomas?

La sintomatología es inespecífica y varía en función de la edad del paciente. En la meningitis es característico el dolor de cabeza, que un niño mayor puede referir directamente, pero en un lactante se manifestará como llanto inconsolable o irritabilidad. Hay una serie de síntomas que hacen aconsejable la evaluación urgente del paciente por su pediatra o por su médico de cabecera. Entre ellas, fiebre alta que no cede a los antitérmicos, mala coloración en la piel y frialdad en las extremidades, presencia de manchas rojo-azuladas puntiformes, rigidez de nuca, cefalea o vómitos. 

¿Quiénes están más expuestos?

El ADN del huésped juega un papel fundamental en la susceptibilidad a padecer la enfermedad meningocócica. Se podría decir que la bacteria responsable de la meningitis meningocócica (Neisseria meningitidis) no infecta solamente al que quiere, sino al que puede, en función de sus "debilidades"o "fortalezas" genéticas frente al patógeno.

¿Qué papel juega la vacunación?

Gracias a las vacunas ya no vemos meningitis por haemophilus influenza o por meningococo C o apenas por neumococo. Tenemos que trabajar para seguir incorporando nuevas vacunas frente a todas las formas de meningitis, así como para desarrollar vacunas para los microorganismos para los que todavía no existen. Entiendo que los próximos pasos lógicos en un plazo de tiempo razonable serán la incorporación de las vacunas de meningococo B y ACWY, tal como ya han hecho en el 

Reino Unido. La vacuna para el serotipo B de la Neisseria meningitidis, incorpora un elemento (antígeno), el fHBP, que tiene un gran potencial antigénico y la capacidad de inducir anticuerpos bactericidas. Este antígeno forma parte del sistema de defensa mediado por el factor del complemento. 

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