La brecha de género se cierra en algunas profesiones mientras otras luchan por la igualdad laboral. Diez representantes ourensanas en distintos sectores dan su testimonio en el Día de la Mujer Trabajadora.
A Pilar López-Guerrero Vázquez no se le olvida el día que la confundieron con la secretaria. "No, yo soy la abogada", dijo entonces. En diciembre de 2014 se convirtió en la primera mujer en presidir el Colegio de Abogados de Ourense, después de años de experiencia como vicedecana de la entidad.
"En una ocasión me preguntaron si era la secretaria. 'No, yo soy la abogada', tuve que decir. Veo que todavía hay muchos hándicaps para la mujer en la abogacía y uno de los problemas principales es el de la conciliación de la maternidad."
Centrándose en la abogacía, da las claves de una brecha de género que afecta a más profesiones: "Asentarse, tomar cargos de responsabilidad o ganarse la confianza en los inicios".
Uno de los sectores en los que el llamado "techo de cristal" se erige con fuerza es el del vino. Ana Méndez es una de las escasas cabezas visibles en puestos directivos del sector. Tercera generación del grupo Campante Morgadío, es la primera vez que las mujeres son las herederas de la empresa familiar. Al frente de la dirección de exportación, confiesa que ha sufrido el machismo en más de una ocasión. "Hay dueños de empresas que no te atienden por el simple hecho de ser mujer".
"En una ocasión tuve una cita con el dueño de una empresa y tuve que esperar en la sala de espera y entró mi compañero. Me dejó claro que no me atendía por ser mujer. En el sector del vino hay muy pocas mujeres en puestos directivos".
Lo comprobó cuando un directivo la dejó en la sala de espera e hizo pasar a su compañero. Ocurrió en Galicia. "Es triste, pero normalmente con gestiones fuera de España no existe este problema". En otra faceta, es la vicepresidenta de la AJE (Asociación de Jóvenes Empresarios de Ourense). Aquí ya cambia la cosa. "Es un orgullo, siempre me he sentido apoyada", dice.
Ese "techo de cristal" es invisible en sectores como la Policía, según explica Teresa Ramos Seguín (1971), delegada de Participación Ciudadana y Prensa de la Comisaría Provincial de Ourense.
"Nunca me he sentido discriminada en mi profesión por ser mujer. Hubo machismo, pero ya no lo hay. A lo largo de mi carrera siempre he trabajado con hombres y somos todos iguales. Al salir a la calle somos simplemente compañeros".
"Aquí somos todos iguales. Hay cosas en las que podemos no estar equiparadas con el hombre, como la fuerza física, pero las mujeres lo compensamos con otras virtudes como la capacidad comunicativa y el talante necesario en determinadas intervenciones". El dinamismo y la ayuda al ciudadano son los pilares que la motivan a diario en su profesión.
Ana Belén Rúa (1982) y Manuela Araújo (1953) representan a las mujeres taxistas en Ourense. Una misma vocación separada por 30 años de profesión y dos ámbitos: ciudad y rural. Las dos hablan de igualdad laboral.
“Los compañeros taxistas nos ayudan muchísimo, incluso más que entre ellos. Y la gente que monta en mi taxi siempre suele decirme la frase: '¡Qué bien que me haya tocado una mujer!'. La verdad es que no tengo ninguna queja de trato desigual".
En los Urbanos de Ourense es difícil coincidir con una mujer conductora. Son cuatro entre un centenar de hombres. Violeta Sastre (1975) y Nieves Álvarez (1971) son dos de las caras visibles al volante. "¿Discriminación por ser mujeres? Nunca.", coinciden. La primera lleva seis años viviendo de su vocación.
"Soy conductora de autobús por vocación. Me gusta conducir, y cuanto más grande mejor. La gente puede sorprenderse por ver a una mujer al volante del bus, pero por el simple hecho de ser minoría. Al final te ven con actitud y es lo que importa".
"Me gusta conducir, y cuanto más grande mejor", cuenta. La segunda, ex profesora de autoescuela, empezó a trabajar en los Urbanos hace tres años. "La gente se sorprende al ver una mujer conductora de autobús, pero siempre para bien".
El audiovisual es uno de los ámbitos más reivindicativos con el papel de la mujer. En los actos y galas relacionados con el séptimo arte los discursos feministas están a la orden del día. La "igualdad" es la asignatura pendiente del cine.
Miryam Gallego (1976), la actriz con raíces en Nocelo da Pena y Vilamarín, se suma a la protesta de sus compañeras de profesión: "Las mujeres no somos un complemento del hombre, por lo tanto no tenemos que asumir en nuestra ficción el rol de la eterna acompañante", sentencia.
"He sufrido acoso por parte de productores al inicio de mi carrera, pero me han educado muy bien mis padres. He notado las mismas dificultades por ser mujer que todas las actrices: menos papeles femeninos, de menor relevancia y sueldo".
Miryam apela a la mujer “en puestos de poder” para que abra camino a otras y "no se acomode en sus asientos de privilegio". "Simplemente pido igualdad, tan sencillo como eso".
Vane Sotelo(1995), la mejor jugadora de fútbol sala ourensana en la actualidad y jugadora del AD Alcorcón FSF, pide en el Día de la Mujer Trabajadora más repercusión para el deporte femenino. "Marimacho" y otros descalificativos similares se quedan en anécdotas de la niñez de Vane Sotelo. "De mayor no he tenido ningún tipo de problema como deportista femenina", relata.
"De pequeña recuerdo los típicos comentarios como el de 'marimacho' por jugar al fútbol con los chicos, pero solo en esa etapa. Si tuviera que reivindicar algo para el deporte femenino sería más repercusión en todos los ámbitos".
Xiana Saa (1990) representa a los jóvenes emprendedores que deciden apostar por una idea en los tiempos que corren. Junto a su hermana Aldara, abrió una cafetería en la calle Vicente Risco de la ciudad hace cuatro meses. "Después de buscar muchos locales de alquiler", destaca. En su caso, la brecha de género tampoco se abre: "Por ser mujer no me he encontrado con más dificultades para emprender".
