PROBLEMAS CON LOS PEAJES

La "aventura" de circular con un coche extranjero por las autopistas portuguesas

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photo_camera Problemas para los vehículos extranjeros en la circulación por las carreteras portuguesas. (EFE)

Diferentes foros y comentarios en redes sociales reflejan en España desconocimiento generalizado obre los peajes electrónicos de las autopistas lusas

Los peajes electrónicos en algunas de las principales autopistas de Portugal, sin barreras ni cabinas donde pagar, suponen una traba para aquellos conductores que circulan con matrícula extranjera que puede derivar en fuertes multas.

A pesar de las mejoras en el sistema, que comenzó a ponerse en marcha en 2010 e incluye varias vías que conectan con España, la falta de información por un lado y las dificultades operativas por otro generan problemas a diario.

Diferentes foros y comentarios en redes sociales reflejan el desconocimiento generalizado entre los extranjeros sobre este tipo de peajes, especialmente turistas, con los españoles como principales afectados por proximidad.

De hecho, medios lusos se hicieron eco del elevado número de sanciones -decenas de miles- impuestas a conductores del país vecino que comenzaron a llegar a sus destinatarios en 2014, en ocasiones con recargo, por no haber pagado por utilizar estas carreteras, aunque asociaciones de consumidores discuten su legalidad.

El sistema portugués se basa en pórticos electrónicos colocados a lo largo de la autopista con capacidad para leer la matrícula, lo que permite calcular automáticamente el dinero a cobrar al propietario del vehículo cada vez que pase por uno.

Desde el verano de 2013, quienes son clientes del telepeaje "Via T" en España no tienen problemas, ya que es interoperable con la llamada "Via Verde" portuguesa y el cargo es cobrado directamente de la cuenta bancaria a la que está asociada su matrícula.

El resto de conductores no tienen esa suerte, y deben prever con antelación su viaje para no correr el riesgo de recibir multas.

Existen varias opciones, desde el llamado "Easytoll", que permite vincular una matrícula a una tarjeta bancaria para que cobre de ahí los pagos, hasta las tarjetas prepago -activadas por mensaje de teléfono- o incluso el alquiler de un dispositivo electrónico específico.

Sin embargo, el "Easytoll" sólo está disponible en cuatro puntos de otras tantas vías diferentes, de las tarjetas prepago no siempre hay existencias en todas las gasolineras y los dispositivo electrónicos deben ser solicitados por Internet o adquiridos en las oficinas del banco Caixa Geral en España anticipadamente.

Las tarjetas prepago son, a priori, el método más a mano aunque también presentan inconvenientes, ya que se acaba pagando de más -el coste no corresponde exactamente con el gasto realizado porque sólo existen de 5, 10, 20 y 40 euros- e incluso incluye un pequeño recargo.

Este método es activado a través del teléfono móvil, que recibe mensajes cada vez que la matrícula a la que se asocia la tarjeta pasa por uno de estos pórticos, mostrando el saldo que queda.

"Nosotros lo compramos en una estación de servicio en la ida de un viaje a Salamanca desde Lisboa, pero no recibimos ningún mensaje cada vez que atravesábamos un pórtico, no funcionó. Y otra vez que la compramos nos pasó igual", aseguró en declaraciones a EFE Marta P., una joven española que reside en la capital lusa.

La situación se agrava por la falta de asesoramiento, y son frecuentes los errores incluso entre el personal que trabaja en las estaciones de servicio donde se venden los dispositivos.

"También se puede pagar a posteriori, a través de la página web de los Correos portugueses", explicó a EFE el empleado de una gasolinera que vendía estas tarjetas, cuando en realidad esa vía sólo está disponible para quienes conducen vehículos con matrícula portuguesa, ya que el sistema no reconoce la de otros países.

Las críticas se extienden a la falta de soluciones una vez se ha realizado el viaje por autopista y se pretende pagar los peajes en deuda.

La empresa pública "Infraestructuras de Portugal", responsable de las carreteras lusas, apenas facilita el correo electrónico de las empresas concesionarias de las autopistas por las que viajó el "infractor", y de ellas depende el envío de un número de cuenta en el que hacer el ingreso correspondiente.

La conversión de antiguas autovías gratuitas (SCUT) en autopistas con peajes arrancó en 2010, una medida dirigida a reducir el déficit público del Estado y que causó polémica también entre los portugueses, que pasaron a tener que pagar por circular.

La A22, que conecta la región del Algarve con Andalucía, la A23 y la A25, que unen el centro del país con Salamanca, y la A24, entre la zona norte y Galicia, son algunas de las vías con pórticos electrónicos, a las que se suman pequeños tramos en otros puntos de la geografía lusa. 

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