La emigración llevó a Emilio Araújo a dejar su tierra natal, Fiestras (Xinzo de Limia), cuando solo tenía cinco años. Desde Argentina siempre sintió la morriña y, 66 años después, ha cumplido su sueño de regresar a Galicia
Una gran sorpresa fue la que se llevó Francisca Joga, una limiana afincada en el País Vasco, cuando vio aparecer por la puerta a su primo Emilio. "Non nos coñeciamos, e é o único que me queda por parte da miña nai".
Emilio nació en la localidad de Fiestras, un día de los enamorados, hace 71 años. De madre cubana y padre gallego, la emigración le llevó a Argentina cuando tan sólo tenía cinco años. "Tiven que aprender a falar castelán, eu só sabía galego", recuerda. Y no lo ha olvidado, pues hace gala de emplearlo a la perfección. Ha regresado ahora, 66 años después, cuando logró la estabilidad en su vida y en la de sus hijos. "Dende pequeno quixen volver á terra, sempre a botei de menos", asegura. "Pero tiven dous fillos, tres netos, unha bisneta e moito traballo, non foi posible ata agora". Su vida tampoco fue fácil. "Sufrín un infarto no 2011", lamenta.
Emilio tuvo conocimiento de la existencia de su prima Francisca hace cuatro años e intentó ponerse en contacto con ella a través de un programa de radio. "Me avisó una amiga que lo escuchó", dice Francisca. "Gracias a las redes sociales acabamos encontrándonos finalmente", añade.
Emilio estará en Xinzo hasta pasar el magosto. Le acompaña su amigo Alejandro, "más que amigo, hermano", argentino de nacimiento y vasco de adopción.
"Estaremos ata o mes de decembro percorrendo España os dous", dice Emilio, quien asegura que nunca perdió el contacto con la realidad gallega, ni siquiera la política. "Son do Bloque Nacionalista Galego", dice orgulloso. "Lín moitos libros de Castelao e de Rosalía. A Rianxeira escribiuse en Buenos Aires".
La única pena que le queda a Emilio fue no haber hecho su vida en Galicia. "Por aquel entón os meus pais non tiñan unha mala situación económica pero o meu avó reclamounos dende Arxentina". Emilio recuperará estos días el tiempo perdido.
