¿se acabarán los libros?

Parece que los libros electrónicos pretenden desplazar a los de papel, pero ¿lo conseguirán?, porque lo que más provoca la compra de un libro es verlo, tocarlo, hojearlo... y aunque el precio sea importante, los lectores queremos poseerlo y sentirnos amparados por ellos casi físicamente.
Aunque en el negocio del libro lo único realmente importante son el lector y el autor, los intermediarios, que siempre van a lo suyo, tratarán de imponer lo que mejor les convenga; pero esto no influye, ya que los veteranos que queremos manejar el libro, prestarlo, regalarlo y convivir con él, nos preocupamos por su futuro, aunque con todo esto los distribuidores y libreros tengan nubarrones en el horizonte.

Aquí tengo que recordar con cariño a don Alejandro Outeiriño (q.e.p.d.), ya que ahora con la lista de libros en cualquier esquina, nadie sabe de libros y, generalmente, la consigna es: 'tome un ejemplar del montón y pase por caja', lo contrario de don Alejandro, que se paraba, sobre todo con los niños, y se involucraba en su elección.

Por eso lo recuerdo, porque cuando yo iba con mis niños me preguntaba por dentro ¿se los habrá leído todos?, porque su consejo siempre era del libro adecuado para la edad y conocimientos del lector.

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