Hace unos días se marcó una parrafada para apoyar la tauromaquia afirmando que los animales no son sujetos éticos capaces de discernir entre el bien y el mal. 'El maltrato animal a los animales no es un atentado ético, no viola ninguna obligación moral para con ellos', ahora eso sí, degrada nuestra humanidad: 'Nos hace menos humanos'. Qué majo. Termina diciendo que los animales no tienen libertad ni derecho a la vida. Se preocupa de puntualizar que se refiere a todos los animales: entre los que están los sacrificados para la alimentación, los animales domésticos y los toros que lo son por pura diversión; como si fueran situaci
'El maltrato animal a los animales no es un atentado ético, no viola ninguna obligación moral para con ellos', ahora eso sí, degrada nuestra humanidad: 'Nos hace menos humanos'. Qué majo. Termina diciendo que los animales no tienen libertad ni derecho a la vida. Se preocupa de puntualizar que se refiere a todos los animales: entre los que están los sacrificados para la alimentación, los animales domésticos y los toros que lo son por pura diversión; como si fueran situaciones equivalentes. 'La brutalidad contra los animales nos predispone a ejercerla con nuestra especie'... y a los pocos días de decir esto, el señor Cantó se retrató con un ejercicio de apología de la violencia de género. Y no, no ha dimitido; esta es la alternativa moral y ética de un partido emergente frente a los dos partidos dominantes. La violencia lleva a la violencia y el maltrato de animales con fines recreativos enlaza perfectamente con sus peregrinas afirmaciones sobre la violencia doméstica. Se ha disparado en el pie demostrando, eso sí, que tiene un pensamiento coherente. Tanto como despreciable.
