Festa da Lardeira, alias das comadres

Me refiero a la parroquia de Pinza y con ella a todas las de la comarca. En ella había una escuela de Patronato fundada por unos Padres Agustinos oriundos del barrio de Mosexos y destinados en Filipinas; la única escuela de la comarca en aquellos tiempos, a la que asistían los niños de los cuatro barrios de la parroquia y de los pueblos limítrofes. Pinza el principal y A Penela y A Veleda algo más pequeños, mientras que Pontón y Mosexos los aventajan en vecinos.
Semanas antes del carnaval, entre los niños trataban ya la compra de los gallos, que podía ser en la parroquia o en pueblos próximos, para obsequiar al maestro el día de la Lardeira.

La mañana del jueves antes del domingo de carnaval, muy temprano con sus trajes domingueros, concurrían todos delante de la escuela ante la que se presentaban los tres gallos con la rivalidad oportuna de cual era el mejor. Una vez cotejados, se emprendía la marcha con los gallos y los chicos, armados de banderas, que consistían en una varita de algo más de un metro de largo a cuyo extremo más delgado se le clavaba un travesaño, también de madera, sumamente ligero, de suerte que, dejado el espacio suficiente para que pudiese girar, a sus extremos se le adherían dos cartas en sentido opuesto de una baraja vieja, de suerte que al choque con el viento pudiesen girar haciendo un molinillo.

Ya en las leiras da A Portela se hacían correr los gallos algún tiempo. A continuación se recogían y vuelta a la escuela. Ante la explanada se echaban a pelear llevando todas las alabanzas el gallo triunfador, que repercutían en la alegría de los niños de su barrio. Había también juegos de Pita Ciega acompañados de versos. Luego, entrábamos en la escuela en donde se servían abundantes trozos de pan y vino a discrección, lo que unido a los chorizos y magras de jamón que llevábamos constituía un opíparo yantar con la alegría y euforia de todos. El mejor postre era el anuncio del maestro de que no había escuela hasta el miércoles de ceniza.

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