¿QUE HACEMOS CON LOS ANCIANOS?

El número de ancianos se ha disparado en esta sociedad ultramoderna.
Los ancianos biológicos se ve incrementado por todos aquellos que por razón de edad no son integrables en las actuales circunstancias en el sistema de producción. Su atención se hace cada vez más precaria. Los maltratos a personas mayores es una realidad que ocurre en más hogares de los que se atreven a denunciar y su detección resulta complicada. En momentos de crisis los paganos son los seres indefensos: los niños y los jóvenes, las mujeres, y los ancianos. En estos se ceba la crisis de manera especial. A los ancianos, además de las pensiones raquíticas, la crisis, y la soledad les afecta de manera especial. No pocos son considerados como inútiles, como una carga social. La tortura más lacerante a la que condenamos a un anciano es cuando le borramos toda esperanza para poder mejorar algo, para borrarles el porvenir.

Los ancianos presentan fundamentalmente enfermedades provocadas por el abandono; la depresión, causada por la omisión de cuidados en muchos casos es mucho más mortal que otras enfermedades de tipo biológico. El llamado síndrome de 'nido vacío' significa que los hijos ya han hecho su vida y los padres se quedan solos. Las visitas se hacen cada vez más distanciadas hasta aparecer como extraños. No es un asunto que pueda resolverse con dinero ni con grandes construcciones. Sólo el afecto y el sentido de la responsabilidad con los ancianos puede ayudarnos a la colaboración. Es una opinión ampliamente compartida por aquellos que atienden de una u otra manera a los ancianos, que la situación afectiva con la que diariamente se enfrenta el anciano, es un factor de angustia constante que también va debilitando su salud, lo que lo lleva a tener una  mala calidad de vida y una muerte biológica o social prematura.

El papel del gerontólogo tiene dos vertientes fundamentales: enseñar a vivir su ancianidad al mismo anciano y enseñar a los otros a vivir la ancianidad del anciano. Fuentes médicas informan que más que geriatras lo que se necesita son gerontólogos. El profesional que enseña a vivir de una manera integral al mayor, y a convivir con él y él con los próximos. La familia no puede estar ajena a los problemas que plantea los ancianos. El foco de la atención social ha de traspasar el campo de la juventud hasta superarla para mostrar esa otra realidad social en la que mayores y jóvenes han de convivir en constante interacción y mutuo enriquecimiento.

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