'lo imposible' y la pena

'Lo imposible' es el título de una película que se está exhibiendo con gran éxito de público en las salas de nuestro país, basada en un hecho real, vivido por una familia catalana en el tsunami del Pacífico de hace unos años.
Y la pena es la que siento al ver los denodados esfuerzos que ha tenido que hacer el director del film, el barcelonés, Juan Antonio Bayona, para no pronunciar en toda la película la palabra España. Tanto es así que lo que suele ser habitual en cualquier presentación. ¿De donde son? ¿De qué país? Cuando hacemos un viaje al exterior, aquí ha tenido que hacer el pobre, un verdadero encaje de bolillos con el guión, para evitar pronunciar esa palabra.

No tenemos más que detenernos en la conversación que sostiene el matrimonio al llegar a la recepción del hotel en donde iban a pasar sus vacaciones, que al hacerle la clásica pregunta, ¿De donde vienen, o de donde son? Contestan, de Japón, y al ver la cara de sorpresa del recepcionista, al observar su aspecto europeo, dicen, es que trabajamos allí. Es decir, todo, menos lo normal, lo lógico, lo que decimos todos, venimos de Spain, España, somos españoles, que es lo que quieren saber en cualquier hotel del mundo.

Supongo que lo que le pedía el cuerpo al director es poder decir, somos catalanes pero, entre que tal vez, no se lo entenderían, y al final se vería obligado a decir, es un trocito de un país llamado España, Spain. ¿Comprende? Unido a que también pudieran peligrar las subvenciones del Ministerio español, tuvo que recurrir a ese patético diálogo. De ahí viene lo de la pena.

Hay un dato curioso, en el ambiente turístico en el que se desarrolla la película en las playas de Tailandia, aparecen turistas de distintas nacionalidades, pero increíblemente, aunque se ven italianos y españoles y éstos, precisamente, los protagonistas; nunca se pronuncian las palabras Italia, o España. Pero mira por donde, se mencionan las de Suecia y Estados Unidos de América. ¿Cree usted qué es por casualidad?

El señor Bayona, habrá deducido que los nacionales de éstas, no se iban avergonzar? De ahí viene lo de la pena. Ya no sé si por mí, por él, por ellos, o por los otros. Tal vez, por todos.

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