leopoldo de castro

n n nLeopoldo de Castro, papá, está dormido y muy presente entre nosotros sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, compañeros de 'cuitas' e incluso rivales? Y es que, a lo largo de su corta pero intensa vida, y aún durante su prolongado sueño de veinticinco años, se han dicho muchas cosas por parte de quien profiere tributos de admiración y respeto, así como de los que se dejan llevar por la inquina y la incomprensión. Desde luego, cuando alguien 'se significa' a la sociedad, a su entorno, no produce indiferencia.
Su compromiso de persona singular, pluri-vocacional e, insisto, significada, no se desvanece ni se desvanecerá en una sociedad ávida de trabajo disciplinado, en la que predomine el ser frente al tener, el tesón, la sensibilidad, el inconformismo, el amor a la verdad y el respeto.

Hago míos sus recuerdos, en el pueblo, de lugares como el templo de Santa María La Real, el río Covas, Pacín, A Pía da Moura y, por supuesto, O Mirador do Pedreiriño, donde tantas noches de verano se puede contemplar un cielo estrellado envidiable que le vio crecer y, todavía hoy, le arrulla en su sueño eterno.

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