’Le Monde Diplomatique’, Buesa y el gacetista

Por alusiones directas y deformantes -toda información reduccionista lo es- en una crónica para el cotilleo localista, primando el quién sobre el por qué, debo perder mi tiempo en aclarar lo que el gacetillero magnifica al incluirme en sus negritas sin pedir mi opinión. ¿A quién podía interesar, salvo a los presentes, los nombres que allí se citan? Acudí a la charla del señor Buesa pensando en cierta objetividad expositiva.
¡Craso error! Con paciencia franciscana aguanté estoicamente el chaparrón de medias verdades y falaces conclusiones, a veces con hipótesis psicológicas sobre Zapatero -como que no se sentía legitimado por la victoria electoral ¿?- y otras con datos elaborados ’motu propio’ por el conferenciante con métodos de muy dudoda probidad. Conclusión: la política del Gobierno había sido un absoluto desastre sin paliativos y de ella no se salvaba ni el trato a las víctimas, ocultando el boicot por la AVT al nombramiento de una persona tan digna y cabal como el señor Peces Barba.

Ante una visión tan demagógica, que silenciaba los datos objetivos -63 muertos con Aznar y 4 con Zapatero: 2 no intencionados en la T-4-, y llena de puñaladas traperas, no me quedó otra alternativa, salvo la de tragar y callar, que la de utilizar mi dialéctica como una ’espada’ al decir del gacetista, noble arma clásica si como tal puede calificarse un arma.

Fue empezar yo a hablar e interrumpirme el tolerante Buesa, que ya le había negado con aspereza al interviniente anterior el poder hacer una breve matización; no sin porfía proseguí mi contra-argumentación, y en ello estaba, puntualizando lo de los muertos, cuando el ¿moderador? me quita la palabra sin que mediara ofensa o desvío del tema a debate, con evidente desprecio de lo que es un foro libre de la palabra como el Ateneo. En vista de ello decido ausentarme, ya que la controversia no era posible, intentando hacerme oír contra los dos censores y dejando en el aire que ya las urnas dirán el 9-M su opinión, olvidando en el asiento colindante el ejemplar de ’Le Monde Diplomatique’: sí, quizás los nervios...

Por cierto, Moncho, dicho periódico mensual es lo menos diplomático que se puede leer, ya que sus informaciones son un compendio de rigor, claridad y profundidad analítica, sin componendas diplomáticas, y no he podido si no alegrarme de su transitorio extravío -tardó dos días en aparecer-, con lo que espero haber contribuido a ilustrar a alguien acerca de cómo debe ser una información seria y veraz.

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