PATADA A LOS INVESTIGADORES DE LA USC

La investigación es una de esas actividades profesionales en las que se entra con relativa facilidad, pero con un sueldo bajo y unas condiciones precarias en comparación a la preparación exigida.
En algunos casos, tras muchas rondas de selección, se ofrece la posibilidad distante de alcanzar un puesto estable en una de las profesiones que producen mayor satisfacción personal. En los últimos años, el Gobierno central y la Xunta de Galicia han hecho una fuerte apuesta por el futuro, creando programas para facilitar la incorporación de investigadores a las universidades y otras instituciones públicas. Estos programas permiten contratar personal sin coste para la institución durante un periodo de cinco años, para poder evaluar su rendimiento antes de incorporarlos de forma definitiva. Este mecanismo es similar al que existe en otros países y representaba, para los investigadores que apostaron por él, un último peldaño antes de alcanzar finalmente un puesto estable, con una edad cercana a los 40 años.

El equipo rectoral de la Universidad de Santiago ha decidido darle una patada a la escalera y echar a la calle a profesores investigadores que superaron todas las evaluaciones, tras aprovecharse durante cinco años de su trabajo. Dicen que nunca hicieron falta, que tenían profesores suficientes para cubrir las clases y que contratarlos fue un error de responsables del gobierno anterior. Este engaño mayúsculo tendrá consecuencias muy graves. De la renovación de la plantilla depende que se mantenga la calidad de la docencia y continúen los éxitos en investigación de los que tanto presume el rector.

¿Quién va a creer ahora en la palabra de la institución? ¿Quién va a plantearse apostar por una carrera en la Universidad de Santiago de Compostela para verse después en la calle por una decisión arbitraria? Presumen de investigación de excelencia, pero prescinden de profesores investigadores bien formados. Va a ser muy difícil mantener los logros alcanzados si el equipo de gobierno no da un giro a su política de tierra quemada, una política que no es compartida por buena parte de la comunidad universitaria. Lo que está ocurriendo con los investigadores de la USC es la crónica de una muerte anunciada.

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