la prohibición de cultivar cánnabis

Rasquera, en Tarragona, resulta ser un ejemplo a seguir; su proyecto para cultivar cánnabis que abastezcan a los usuarios de los clubes de fumadores de Tarragona dará sin duda un buen palo al mercado negro de la zona y algún dolor de cabeza a las multinacionales. Las empresas farmacéuticas no solamente se encargan de retrasar la salida al mercado de los medicamentos genéricos; estos monstruos empresariales evitan a toda costa que se pueda estudiar y comercializar el cánnabis tanto para el uso medicinal como lúdico.
Un compañero me contaba que Merkel aprieta al Gobierno holandés para que cierre la venta de cánnabis en los coffe shops fronterizos con Alemania. Reflexionaba sobre el influjo de las grandes industrias farmacéuticas europeas, vaya curiosidad, son alemanas Hoffmann-La Roche, Bayer y Höchst.

Volviendo al tema de Rasquera, desde el Gobierno se grita con rabia que es ilegal, que lo van a paralizar y que atenta contra la salud pública. Lo dicen los mismos que permiten la venta de tabaco, alcohol y armas, cuyo índice anual de muertes es muy superior al del cánnabis, ya que hasta el día de hoy el cánnabis no arroja ningún caso de muerte por sobredosis ni nada parecido. Y el estudio de esta sustancia está tan supeditado a prejuicios y está tan sesgado que difícilmente se le puede hacer caso al tipo de declaraciones como: 'Es que se ha demostrado que la marihuana es muy perjudicial para la salud'.

En aquellos casos en que no se haya constatado científicamente que el consumo de una sustancia causa un daño mayor que el beneficio que ofrece, se debe de respetar el principio de 'In dubio pro libertate', cuyo deudor en este caso es el cánnabis. Vasta ya de mentiras que benefician a los grandes y las grandes empresas.

Te puede interesar
Más en Cartas al director