VIVIR NUESTRA ESPIRITUALIDAD

n n nA veces tendemos a hablar de Dios como si fuera el querido ancianito de larga barba blanca que se sienta en el parque a dar de comer a los pájaros.
He escuchado referirse a Jesús, el hijo de Dios según el cristianismo, como si de un jovenzuelo de nuestra época se tratase. ¿No dice nada Jesús a cerca de la monarquía? ¿Es Dios un hombre o una mujer? ¿Se lo puede uno encontrar en un lugar determinado o más bien está inundándolo todo? ¿Está todo el tiempo atento a lo que hacemos o no tiene ninguna influencia sobre nosotros? Puede sonar a broma pero no son preguntas baladí. Habitualmente si uno dice estas cosas le dicen: 'Que poca fe tienes, qué pena'.

Tengo la certeza de que la fe no está reñida con el conocimiento de la historia, el problema se encuentra en pensar que el mundo apareció hace unos 4.000 años, es entonces cuando se puede afirmar, ¿por qué no?, que Dios es el rey de la Historia. Yo no sé si Dios ya estaba ahí antes, pero sé que apareció con nosotros, con el género humano, lo que me lleva a pensar que Dios somos todos, que todos somos todos y que nuestras vivencias espirituales modifican a Dios, como viene pasando a lo largo de la historia de la humanidad. Para poder rezar a ese Jesús del que tanto habla la gente, primero hace miles de años fue necesario rezarle al Sol, a la lluvia, a los espíritus de los animales. Esto también era Dios. Animo a la gente a que viva su espiritualidad con prioridad sobre su religiosidad.

Te puede interesar
Más en Cartas al director