El pívot del COB pasó del ostracismo en el Breogán a ser un referente de la LEB Oro

El crecimiento de Ogide

Ogide machaca el aro en el último partido de la Liga disputado en el Pazo contra el Barcelona B. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Si hay algo que puede engañar con facilidad en el mundo del baloncesto son las valoraciones numéricas de los partidos. En muchas ocasiones, un jugador pasa del cielo al infierno cuando solamente se valora su rendimiento en base a una estadística. Después de todo, una estadística al fin y al cabo es lo que mide el rendimiento y las posibilidades de un jugador en cualquier competición y en el caso de Ogide no jugaban a su favor.
El jugador del COB no pudo confirmar las expectativas puestas en él la pasada temporada en el Breogán, equipo al que llegó tras ser importante en la Universidad de Colorado State en la NCAA, en la que terminó con 17 puntos y 8 rebotes de media por encuentro.

Andy Ogide llegó a Ourense con una enorme interrogante sobre su posible rendimiento a tenor de los partidos disputados la pasada campaña. Ser cortado en el Breogán y jugador de última rotación en el Lagun Aro de ACB no son cartas de presentación demasiado positivas y sin duda despertarían dudas en más de un entrenador contrastado en otras ligas. Dudas lógicas si uno se fija en los cinco puntos y poco más de tres rebotes por partido que promedió en el club lucense en caso 16 minutos por partido. La falta de paciencia con un jugador novato, la sobreexigencia de resultados y la ansiedad del propio jugador americano por realizar buenos partidos fueron lastres demasiado pesados para él.

Sin embargo, Rafa Sanz apostó ciegamente por el jugador y su confianza se ha visto recompensada con creces. Ogide es el jugador más regular del equipo, la precipitación de la que pecó en su debut ha desaparecido, ha conectado con la exigente afición que se cita cada 15 días en el Pazo y los números están ahí para quién quiera contrastarlos. Ogide duplica los de la pasada campaña y la sensación que transmite en la pista es que puede aportar todavía más. Tras 18 partidos disputados, sus promedios son de 11,6 puntos y 6,9 rebotes por partido en poco más de 28 minutos en la cancha, sin olvidarse de que se enfrenta casi siempre a jugadores de mayor tamaño que él.

Su aportación es fundamental para un equipo que no vive de individualidades pero que necesita que Ogide siga siendo el referente en la pintura.

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