Jornada de goles y algarabía rojilla, la vivida este domingo en el estadio de O Couto. Tras el parón liguero, había ganas de volver a ver al invicto conjunto de Jorge de Dios sobre el césped y dar continuidad a las magníficas sensaciones mostradas hasta ahora en sus primeros cuatro compromisos ligueros. Las sensaciones al acabar son todavía mejores.
Los 90 minutos ratificaron esta cuestión, pese al mal comienzo. Iker Castro en el primer ataque visitante, aprovechaba un balón suelto en el área para batir a Brais. Era el minuto 6 y el despertador sonaba de la peor manera para la UD Ourense. Había que espabilar y así lo hicieron, aumentando dos marchas más la rapidez en el juego y encontrando en la brújula a Champi, el motor para generar ocasiones.
Los espacios se encontraban y Sanín avisaba por primera vez desde la media luna. Tras la respuesta tímida de Iker, llegaba la igualada. Champí filtraba para Melo y éste por la derecha, tras recortar a un rival, centraba a la cabeza de Álex, que llegando en carrera lograba levantar por vez primera al respetable. Era el minuto 21 y lo mejor estaba por llegar.
El tanto local hizo acrecentar el dominio y también a producir un efecto colateral y negativo en el contrario que se empleaba con más dureza, lo que le valió dos expulsiones. También la del entrenador en el intermedio por protestar.
En el minuto 27, un corte en el área de Manu, dio origen al segundo gol obra de Sanín. La superioridad en el eléctronico solo incrementaría en la misma dirección en el segundo acto. Jose, en jugada personal; Villa, a la salida de un córner y Manu, tras asistencia de Antón y gran jugada coral redondeaba la goleada de un equipo que ya es colíder.
